Del escritorio de Julio Ruíz

Discípulos de Alta Definición

(Filipenses 2:19-30)

INTRODUCCIÓN: Hemos entrado a la era de la “alta definición” en lo que respecta a ver y oír las cosas. La TV, la radio y el cine  ya están en esta vanguardia.  La “alta definición”, conocida en inglés como la High Definition, es un proyecto que ya tiene unos 20 años de existencia. Surgió para sustituir la tecnología analógica, la cual se ocupó de la televisión convencional. Y tan rápido se va en esto de la “alta definición” que  se dice que a partir del año 2009 todo estará bajo el sistema digital. ¿Por qué está llegando a ser más clara esta TV que la tradicional? Porque la nueva pantalla tiene mucho más líneas de resolución, haciendo que la imagen sea impecablemente más clara y sus colores más nítidos. Ahora bien, no es mi propósito hacerle propaganda a esta tecnología, porque ella misma tendrá sus vendedores, sino mostrar por la vía de la comparación cómo la vida cristiana debiera ir de lo que es “convencional” a una “alta definición”. La Biblia nos plantea los más altos estándares para la vida espiritual. Una y otra vez se nos convoca a ser mejores. No hay tal cosa como llegar a un conformismo espiritual. Hay un continuo reto para avanzar hacia la excelencia; hacia mejores experiencias en el discipulado cristiano. Filipenses 2 pudiera ser  conocido como el capítulo de la “alta definición”, pues pone como ejemplo supremo al Señor y la manera cómo él se entregó, dando  de si lo mejor. Y no es extraño que aquí mismo encontremos los ejemplos de Timoteo y Epafrodito, quienes descollaron, convirtiéndose en un modelo para todos los que nos llamamos discípulos de Cristo. La meta es que el mundo pueda ver mejor a Cristo a través de nosotros. Veamos, pues, la vida de un discípulo de “alta definición”.

 

I. UN DISCÍPULO DE ALTA DEFINICIÓN POSEE UN ÁNIMO DE UN VALOR  INQUEBRANTABLE v. 19

1. “Para que yo también esté de buen ánimo”. Recordemos que Pablo está preso en Roma. Si hay un lugar donde el ánimo se quebranta con prontitud es allí. Los hombres que pasan largos cautiverios cuentan de sus estados caídos, llenos de la más profunda resignación. El no tener mucha esperanza para salir crea un estado de ánimo que consume a la persona. Recordemos que Pablo, aun cuando tenía la esperanza de salir de aquella prisión, sabía también de la maldad de Nerón. Pero su ánimo era alimentado por las buenas noticias de los hermanos de filipenses, donde Timoteo era su discípulo motivador. El ánimo inquebrantable de un discípulo se nota por su alta fidelidad a lo que ha recibido. Timoteo jamás cambió su ánimo sobre quién era su líder. La fidelidad de este discípulo llenaba a Pablo de gozo. Nada levantaba más su ánimo que las noticias que Timoteo le traía, aun cuando aquel  era un viaje de unos 1200 Kms. Bien pudiera ser que haya pesadas cargas que la vida nos imponga, como esas pruebas indeseables, pero el saber que la obra no se detiene porque hay hermanos y hermanas entusiastas en lo que hacen, le brinda al espíritu las razones para seguir adelante. Debemos ser cuidadores del ánimo de todos los que nos presiden.  ¡Qué no baje el ánimo!

2. “A ninguno tengo del mismo ánimo”. Este es un elogio de un altísimo peso proviniendo del apóstol Pablo.  No significa que los demás discípulos no poseyeran una hoja limpia de servicio al Señor; lo que él  está destacando es que con relación a los filipenses, él era su mejor mensajero. Por un lado ya Timoteo había hecho varios viajes a esas tierras (Hch. 16:13; 19:22; 20:3). Pero por otra parte llegó a identificarse de tal manera con el apóstol que la idea del texto es que eran “de igual alma”. Él era alguien de iguales sentimientos, de igual disposición de ánimo, de igual mentalidad… para la obra del Señor. Una característica notable de un discípulo es que se reproduzca con  la misma visión, pasión, dedicación y diligencia de su maestro. Esto no siempre sucede. Hay creyentes con el ánimo por el suelo, quebrantados por el mínimo asunto. Sobre esto, la Biblia dice: “El hombre de doble ánimo es inconstante en su camino” (Stg 1:8). Requerimos de discípulos al mejor estilo de Josué y Caleb que nada les desanimó (Nm. 13 y 14). Mientras los demás espías desalentaron al pueblo, ellos le animaron a seguir.

II. UN DISCÍPULO DE ALTA DEFINICIÓN ES CONOCIDO POR SU ESPÍRITU DE SERVICIO DESINTERESADO v. 20

1. Hay algunos que sirven buscando lo suyo propio. No sabemos quienes tenía Pablo en mente cuando habla de aquellos que “buscan lo suyo propio”, pero es notable su queja. Un creyente que busca lo suyo propio envía una señal borrosa. No hay tal cosa como una transparencia de vida.  Son aquellos que buscan su propia exhibición, su propia gloria, su propia fama, su propio prestigio. Un hombre con esta alta definición de su servicio desinteresado fue Juan el Bautista. Mientras tuvo toda la oportunidad para levantar su propio liderazgo, toda vez que fue preguntado si era el Mesías, prefirió decir varias veces “yo no soy el Cristo”. Pero en el lugar de eso manifestó: “Es necesario que el crezca y yo mengue”. Sin embargo, este espíritu no siempre es notorio. Hay una tendencia a buscar qué provecho encuentro en la obra del Señor. Hay los buscadores de “lana de ovejas”, más que al pastor de las ovejas. La única motivación de Timoteo era el de ser mensajero de su padre espiritual. Pablo dice que los que buscan lo “suyo propio”, no buscan lo “que es de Cristo”. ¿Cuál es el espíritu de servicio que nos mueve?

2. Sirviendo como hijo a padre. La mejor traducción de este versículo sería así: “De Timoteo, en cambio, conocéis la calidad, pues se puso conmigo al servicio del evangelio como un hijo con su padre”. Timoteo tuvo que ser un discípulo excepcional. En efecto, tuvo que ser un discípulo de “alta definición”. No es extraño que sea al único discípulo  a quien le dedica dos sendas cartas con carácter pastoral. Como su hijo espiritual le había servido con devoción (1 Co. 4:17) Pablo, quien dice que le engendró en la cárcel, se dio cuenta que lo que su abuela Loida y su madre Eunice sembraron en él, sirvió para formar un carácter, propio para ser un discípulo fiel. Poseía, por lo tanto, un espíritu de servicio abnegado. Pablo dice que los hermanos conocían sus méritos. Su servicio se comparaba al que hace un hijo bueno con sus propios padres. Pablo sabía que su discípulo Timoteo haría las veces suyas en medio de los filipenses. Al estar con ellos, les exhortaría, aconsejaría, enseñaría, corregiría… Los discípulos de “alta definición” sirven de esta manera. Ninguna otra cosa les motiva sino un fuerte espíritu de servicio desinteresado.

III. UN DISCÍPULO DE ALTA DEFINICIÓN TIENE UNA GRAN SENSIBILIDAD POR EL BIENESTAR DE LOS DEMÁS vv 25, 26.

1. “Tuve por necesario enviarles a Epafrodito”. Pablo no pudo enviarle a filipenses a Timoteo; en lugar de él envió a este otro discípulo que también poseía una “alta definición”. ¿Quién era este discípulo para Pablo? De acuerdo al v. 25 era su “hermano”, un genuino creyente. Era su “colaborador”, su muy cercano ayudante. También era su “compañero de milicias”, alguien que batalla en el mismo bando; que peleaba la misma batalla. Además era su “mensajero”. Literalmente su “apóstol” a quien enviaba con sus mensajes. Pero sobre todo, era su “ministrador de sus necesidades”. Era su “diácono” cercano que se encargaba de velar por las necesidades de su apóstol. Epafrodito es conocido como un creyente “cinco estrellas”. Era poseedor de una sensibilidad para identificar y suplir las necesidades. Bienaventurada la iglesia que cuenta con discípulos del talante de un Epafrodito. ¿Con cuáles de estas características nos identificamos? 

2. Con un gran deseo de verles. Esto habla de un gran amor fraternal. Habla de un gran amor por la iglesia. En el corazón de ese discípulo estaba la congregación de filipenses. A juzgar por lo que Pablo menciona respecto al gozo, aquella congregación tenía que producir en Epafrodito una nostalgia inmensa. Frente a este inmenso deseo, el apóstol lo envía con la carta que consolará grandemente sus corazones. El gran deseo de verles estaba ligado a los tiempos que duraba fuera de ellos, debido a las grandes distancias que tenía que cubrir para poder servir al apóstol Pablo. Esta actitud habla de una virtud necesaria en la vida cristiana. Los discípulos que llamamos de “alta definición” deben poseer esta sensibilidad. Hay hermanos que nos necesitan. Hay creyentes que viven solos. Nuestra agitada agenda no nos hace ver estas necesidades. Estamos urgidos de desarrollar en nuestras vidas las demandas del amor fraternal (1 Tes. 5:14)

IV. UN DISCÍPULO DE ALTA DEFINICIÓN SABE QUE LA OBRA DEL SEÑOR ES DIGNA DE LOS MEJORES SACRIFICIOS v. 30

1. Discípulos sin mucho sacrificio. Cuando Pablo habla de aquellos que buscan “lo suyo propio”, hace una exhortación muy seria  para quienes el sacrificio por el Señor no es su asunto prioritario. Cuando la vida espiritual la resumimos a un solo venir a la iglesia, y cumplir con ella como cumplo con mis actividades sociales, no estoy realmente sacrificándome. Tenemos que admitir que nos falta mucho  para sacrificarnos por el Señor. En este capítulo tenemos el ejemplo supremo de entrega y sacrificio, nuestro Señor Jesucristo. Se nos dice que “no le importó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó así mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres… haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz…”.

2. Exponiendo su vida hasta la muerte. Epafrodito es esa clase de discípulo que entendió que el Señor es digno de los mejores sacrificios. En sus viajes de ida y vuelta, como administrador de las necesidades de Pablo, se enfermó casi hasta la muerte. Y al saber que sus hermanos estaban preocupados por él, se angustió sobre manera. La palabra aquí equivale a la misma que Lucas usó para comparar la angustia que Cristo tuvo en el Getsemaní. Sin embargo el Señor lo levantó porque era alguien de una gran necesidad todavía en la obra del Señor. El sacrificio de este discípulo le llevó a consumirse de tal manera por la obra que Pablo lo elogia diciendo que él estuvo “exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí” v. 30. Esto nos habla de osadía, de correr riesgos, de sacrificar lo mío propio por causa del evangelio. Así actúan los discípulos de “alta definición”. Dejan que otros vean a Cristo de una manera más clara y nítida.

CONCLUSIÓN: El nombre de Timoteo significa “temeroso de Dios”. La calificación que Pablo hace de él, diciendo que “a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros”, nos revela la grandeza de tan significativo nombre. Pero ahora observe el significado del nombre de Epafrodito: “Hermoso y atrayente”. Y las características  que encontramos en este pasaje no es sino el fiel reflejo de este nombre. Los discípulos de “alta definición” lo caracteriza su temor a Dios, y que sus vidas  sean como un imán que atraiga a los demás. ¿Cómo es la imagen que la gente está viendo en nosotros? ¿Presentamos una imagen análoga o una de alta definición? ¿Están otros  viendo a Jesucristo de una manera clara en mi vida?

 

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