Familiares del pastor estadounidense Saeed Abedini tuvieron la oportunidad de hacerle una visita recientemente en la prisión de Teherán donde está preso acusado de proselitismo religioso.
Abedini le entregó a su esposa Naghmeh una carta para que la compartiese a quienes le apoyan en su causa. El pasado domingo se celebró Pentecostés. En esta celebración desde hace algunos años muchos fieles a nivel internacional se reúnen en el día Mundial de Oración. En esta jornada los creyentes se unieron en cadena mundial para orar por el pastor Saeed. Fue allí donde se dio a conocer la carta del pastor Saeed.
A continuación traducimos el contenido de la carta:
“Cuando llegó el día de Pentecostés estaban todos unánimes juntos. De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban” (Hechos 2:1-2).
Un día especial, un sólo corazón, un lugar en el que todos se reúnen para enfatizar una cosa: la importancia de la unidad.
Me he enterado que la persecución en la que estoy sometido, mi detención y encarcelamiento ha unido a iglesias de diferentes denominaciones, ciudades y países, que nunca se unirían por sus diferencias. Estas iglesias se han unido en oración en una petición (mi libertad) delante de Dios un día específico (Pentecostés).
No saben lo feliz y lo gozoso que estoy en el Señor al saber que por mis cadenas el Cuerpo de Cristo se ha encadenado en unidad hacia la acción y la oración.
Cuando la vida de alguien como yo está en peligro, nos damos cuenta que a pesar de la divergencia en nuestra forma de pensar (válida en muchas ocasiones) nos podemos unir en oración con el propósito orar por la libertad.
Doy gracias por ello. Es por vuestras oraciones y por la Gracia de Dios que Dios me está usando aquí entre mis cadenas. Aquí muchos han sido liberados de las ataduras de Satanás y se han salvado y han sido añadidos a la Iglesia.
Sin embargo sería muy hermoso si la Iglesia se pudiera unir y luchar por la salvación del mundo, cuya vida está en peligro por estar atada a las cadenas de Satanás y también luchar por la salvación del mundo, un mundo va camino a la destrucción. De la misma manera y con la misma pasión con la que habéis orado por mi libertad debemos estar orando y luchando por la salvación del mundo.
Cuando la Iglesia se une (en un solo corazón, en un solo lugar y en un día) es cuando la alegría y la fuerza de Dios (el Espíritu Santo) viene se derrama en esa unidad y el Señor es exaltado. Esta esta es la unidad que surge de la acción directa del Espíritu Santo que logra que la diversidad de rasgos distintos puedan hacerse una sola cosa.
“Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos” (Hch 1,8).
Y sólo cuando el Espíritu Santo viene se recibe fortaleza. Sin la fortaleza de Dios es imposible hacer la Voluntad de Dios. Cuando recibimos la fortaleza podemos ser transformados. Y cuando somos transformamos la Iglesia también se transforma. Y finalmente cuando a la Iglesia se transforma es cuando el mundo será liberado de las cadenas del pecado y se salvará y se transformará también. Cuando todos estemos unidos en cadena, unidos de corazón, en un solo lugar y un día orando, es cuando recibiremos el Poder de lo Alto y el mundo cambiará, será liberado de las cadenas de esclavitud y será salvo. De la misma manera que yo seré liberado de mis cadenas por la oración y la fortaleza de la gracia de Dios.
Así que, queridos hermanos y hermanas, estemos unidos en oración por la libertad y por la salvación del mundo. Unámonos para que el Espíritu Santo descienda sobre nosotros y la Gloria de Dios se revele a través de nosotros y a través de la Iglesia.
Bienvenidos todos a las cadenas que me atan y que nos han atado en unidad. Feliz Pentecostés.
“Dios lo dijo y así fue.
Se rompieron las cadenas.
Fueron perdonados nuestros pecados
Soy libre
Eres libre
Todos tenemos la libertad”
Gracias por vuestras constantes oraciones.
Vuestro Siervo del Señor Jesús encadenado por Cristo
Saeed
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