En las entregas anteriores hablamos como la verdadera adoración espiritual está enfocada en Dios quien se ha revelado a Sí mismo en las Escrituras. ¿Pero es eso sólo lo que necesitamos? ¿Estamos adorando a Dios en verdad cada vez que le cantamos o que cantamos algo acerca de Él? No necesariamente. Hay otro elmento vital en la adoración que Dios busca: y es que la misma debe estar potenciada por la fe
La fe como una necesidad
Caridad, la hija de 12 años de Marcia, fue llevada al hospital por apendicitis. Marcia se quedó en la habitación con ella, con la esperanza que la estancia del hospital fuese breve. Pero la situación se complicó, y se requirió una segunda cirugía al séptimo día y después de cuatro noches más sin que pudiese dormir, Caridad no mostró mejoría alguna.
Emocionalmente seca, y tentada por la desesperación, Marcia se retiró a casa para adorar a dios. Días más tarde me comentaba en un email que me mandó cómo encontró a Dios ese día mientras que cantaba un canto titulado “Deudor de misericordia”. Por más de 45 minutos, permitió que la verdad de las letras penetrara en su corazón y afectara su perspectiva. Cada línea del canto le hablaba de la fidelidad y de la suficiencia de Dios.
Marcia volvió al hospital esa noche en total paz, alegre y firme. No es de asombrarse, que mientras Marcia le expresaba su confianza a su Fiel y Soberano Señor, su hija Caridad había mejorado. Marcia estaba agradecida porque su hija había mejorado, pero estaba aún más agradecida por la paz y la fuerza que había encontrado del Señor para hacer frente a cualquier cosa que pudiese venir.
¿Qué fue lo que hizo que el tiempo de adoración de Marcia fuese tan eficaz? ¿Era la música? ¿Era la atmósfera? ¿Por qué su experiencia es tan diferente de aquellos que cantan cantos de adoración en tiempos de luchas? Creo que el Espíritu inspiró fe para presentarse en esa desesperada necesidad ante Dios.
Tocar música hermosa, cantar y levantar las manos, cerrar los ojos, o pertenecer a una iglesia en donde se enseñe la adoración no nos asegura de que estamos adorando a Dios. Debemos creer activamente las palabras que cantamos y decirlas a tal punto que afecten nuestras mentes y corazones. Debemos ser consciente de las letras en lugar de estar pensando en el almuerzo. Ejercitar la fe en esta forma puede ser difícil, porque nos distraemos fácilmente. Pero Dios, el autor y consumador de nuestra fe, esta presto para darnos gracia para que venzamos.
Hebreos 11:6 indica la clara necesidad de la fe: “En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.” Estemos claros en esto.. o nos acercamos a Dios en fe o no nos acercamos.
La fe es la mano del alma y sin ella no podemos obtener las cosas eternas. Es sólo por la fe que podemos reconocer a Dios, acercarnos a Él, hablarle, escucharle y deleitarnos en sus perfección. Cuando no hay fe no hay acción del Espíritu Santo, pues la fe es la esencia de la vida espiritual. (Charles Spurgeon, El triunfo de la fe en el creyente (Traducción libre))
Debemos entender la diferencia entre el rol de la música y el rol de la fe en nuestro acercamiento a Dios. La música puede beneficiarnos. Nos mueve emocionalmente. Nos ayuda a reflexionar y recordar que somos afectados por la verdad. Sin embargo, si no tenemos fe en nuestros corazones, estamos tan cerca de Dios cuando cantamos como cuando lavamos la vajilla.
Por último, esto no significa que cuando busco a Dios no pongo mis esfuerzos, entusiasmo, talentos, inteligencia y deseo sin importar que tan fuerte o débil me encuentre. Sin embargo, mi confianza radica en la fidelidad de Dios, en el sacrificio de Jesús y en la confianza a las promesas de Dios. Esto es adoración potenciada por fe.
Adorar en espíritu y en verdad es enfocarse en Dios y potenciarse por la fe. La próxima vez veremos como la verdadera adoración espiritual esta sobreabundada en vida.
Hasta entonces y que que diariamente puedas Dios deshacerte por su extravagante misericordia
Bob
[pill-ai]
