El devocional de hoy

¿Cuánto necesitamos?

Lectura: Lucas 12:13-21

(Lucas 12:15) “... Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.”


Leo Tolstoy contó una historia de un campesino próspero que no estaba satisfecho con lo que tenía. Su avaricia le impulsaba continuamente a afanarse por más de todo. Un día recibió una oferta genial. Por el magro precio de 1,000 rublos, podría comprar toda la tierra que le fuera posible rodear caminando en un día. El único detalle era que tenía que estar devuelta en su punto de comienzo al anochecer. Sus siervos intentaron de convencerle que él ya tenía todo lo que necesitaba y no le hacía falta más. Los llamó ignorantes y replicó que nunca tenía lo suficiente.

Así que temprano en la mañana el día siguiente él comenzó a caminar con un paso acelerado. Al medio día estaba cansado pero siguió adelante alejándose más y más de su punto de iniciación. Bien avanzado en la tarde se dio cuenta que su avaricia le había llevado demasiado lejos y decidió volver. Cuanto más veía que el sol se bajaba apresuraba su paso hasta el punto de estar corriendo todo lo que podía después de su día de ejercicio agitado. Aunque sus músculos de dolían y estaba extenuado y nauseabundo, el pensamiento de perder esta oportunidad de grande ganancia le hacía correr aún más. Por fin alcanzaba a ver su punto de inicio y los que le ofrecían tan grande ocasión.

Jadeante y su corazón palpitando fuertemente en su pecho, echó mano al último vestigio de fuerza en su cuerpo y tambaleante, cruzó la línea justo antes que el último rastro del sol desapareció. Dentro de poco, a la vista de todos presente, aquél granjero avaro se desplomó con sangre manando de su boca. En unos minutos estaba muerto.

Después, sus siervos escarbaron su sepulcro que medía como dos metros de profundidad, uno de ancho y dos de largo. Al terminar el entierro, todos se dieron cuenta que a este hombre, estas medidas de tierra eran toda la tierra que le hacía falta.

A veces pensamos que los egipcios eran indoctos porque enterraban a sus ricos y reyes con sus grandes riquezas. Ellos lo hacían porque pensaban que podrían llevar a sus riquezas con ellos. Pero la realidad es que la manera en que mucho creyentes viven para adquirir los bienes materiales, uno pensaría que tuvieran las mismas intenciones.

¿Cuánto necesitamos para tener lo suficiente? Yo creo que Dios siempre provee nuestras necesidades y más. El problema consista en que no reconocemos la diferencia entre nuestras necesidades y nuestras concupiscencias. El reino de Dios sufre muchas perdidas económica no porque el pueblo de Dios no tiene dinero, sino porque el pueblo de Dios gasta todo su dinero en sus propios deleites.

ÉL QUE SE DA CUENTA DE LO QUE TIENE Y ESTA AGRADECIDO POR ELLO, ES EN VERDAD UNA PERSONA RICA.

(Salmos 119:36-37) Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia. Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.

Hno. Prince Parker

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