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Hacia una teología venezolana

No es sencillo tratar de escribir algo que responda a este titulo que le coloque a este escrito, las razones son muy variadas, pocas fuentes, territorio de cambios constantes entre otras, sin embargo,  usted estará de acuerdo conmigo en que el quehacer teológico es una de las tareas más sublimes e importantes en el mundo entero, pero al mismo tiempo también es una de las más desafiantes, hay preguntas que nos podemos hacer con respecto a este tema; ¿Es importante la teología? ¿Es útil la teología para la iglesia venezolana? ¿Vale la pena invertir la vida en la teología? No pretendo con este escrito contestar todas estas preguntas, solo me limitare a presentar algunos argumentos que nos pueden “dar luz” de los vital que es la teología para la vida de la iglesia del siglo XXI y específicamente en nuestro país.

 

¿Es importante la teología? El teólogo juega un papel importante en este tiempo ya que el que hacer teológico exige de una constante reflexión, meditación, investigación análisis y revisión constante y sistemática de todo el desarrollo de la obra de Dios en la vida del ministro y de la obra que administra, esto se dice y se escribe demasiado fácil, pero llevarlo acabo demanda una disciplina especial.

Muchos pastores, misioneros y evangelistas prefieren concentrar su atención en los resultados de su labor ¿Cuán grande es mi iglesia? ¿Cuántas iglesias he fundado? ¿Cuántas personas creyeron? Estas cosas son importantes pero la mayoría de las veces ocupan la mente del ministro y del creyente y es posible que poco a poco se vaya  limitando su capacidad de reflexión sobre el ¿Por qué? Suceden lo que sucede en mi vida y ministerio, ¿Qué hace Dios? , ¿Como lo esta haciendo?, ¿por que lo esta haciendo? ¿Es correcto lo que hacemos como iglesia? El teólogo realiza una contribución para corregir, desarrollar o impulsar el curso que hemos decidido tomar en la obra de Dios.

En Venezuela como en el resto del continente latinoamericano la iglesia esta en una etapa de cambios profundos, la mezcla cultural, la lucha ideológica,  la tensión social y la moralidad, esto sin mencionar el aspecto de la espiritualidad traen a los creyentes a un escenario muy convulsionado y hostil. Es allí donde el teólogo juega su papel importante en la sociedad, no solo para realizar una reflexión que se quede en el papel, sino para aportar argumentos, fundamentos, y una guía confiable en una época colmada de tanto error. 

No es malo mencionar que además de lo antes mencionado la iglesia latinoamericana anda en una búsqueda de una identidad propia, contextualizada y contemporánea, una identidad que sea compatible con una cultura que vive marcada por los cambios y las influencias foráneas, esto se presenta como una excelente oportunidad para los creyentes de ser creativos y dinámicos, pero también nos trae consigo una serie de riesgos que la iglesia local esta propensa a enfrentar,  la teología ayuda a la iglesia a permanecer en el camino correcto, sin desviarse a ninguna tendencia por innovadora o bonita que sea, ya que se examina todo a la luz de las Escrituras.

Es muy común ver como se le pretende vender a la iglesia latinoamericana “enlatados teológicos” es decir productos nuevos, literatura actual, conferencias, programas de formación de creyentes, estrategias de crecimientos, estilos de adoración entre otros tantos de miles de productos que verdaderamente constituyen un verdadero desafío a la iglesia tratar decidirse algunos de ellos en la iglesia. Nos podemos preguntar si aún dentro de nuestro amado país hay diferentes matices culturales que hacen imposible encajonar al los venezolanos en solo estilo y perfil, esto se aplica a la realidad de la iglesia, en cada zona hay una situación distinta, hay desafíos propios de cada región, esto nos lleva a la aseveración que es necesario una constante revisión y reflexión que permita contextualizar el mensaje, proveer de soluciones a problemáticas y facilitar una corrección a tiempo en un asunto que lo requiera.

La realidad estimado lector es que usted puede hacer un ejercicio común para que compruebe lo que es una realidad, en lo concerniente a eventos anuales en su ciudad, con cuanta frecuencia se realizan, foros, seminarios, conferencias, entre otras actividades cuyo contenido o tema principal sea el de debatir o presentar algún tema teológico, el hecho de realizar actividades de este tipo no representa ninguna oportunidad de lucro para ninguna organización cristiana, la asistencia seria muy baja, pero por el contrario cualquier evento que sea con algún tele evangelista o líder prominente del extranjero, ofrezca en su programa, sanidades y milagros veo lo que ocurriría, serian dos escenarios totalmente diferente. Pablo nos recuerda la “comezón de oír” cosas nuevas experiencias “frescas”.

Es necesario en este tan difícil tiempo dos acciones que nos pueden ayudar; la primera es que debemos hacer un esfuerzo por contextualizar nuestro quehacer teológico a las realidad de nuestra sociedad, las estadísticas nos muestran que nuestro continente es joven y debemos buscar una reflexión teológica que sea juvenil, que incluya problemática sociales, drogas, delincuencia, sexualidad entre otras. La segunda acción es la de promover desde el pulpito y cualquier escenario que lo permita que cada creyente puede y debe convertirse en un teólogo que este
dispuesto a examinar, cuestionar, denunciar y proponer a  la luz de la Palabra de Dios que es nuestra regla de fe practica, motivando a los creyentes a la lectura sistemática de la Biblia, al estudio profundo y sincero, que se creen los espacios necesarios para la exposición de inquietudes y preocupaciones que nos permitan reaccionar a tiempo a caos o división que ocurre en las iglesias por la invasión de errores fatales.

Dios quiera que cada creyente imite el ejemplo de los hermanos de la ciudad de Berea “Éstos eran de sentimientos más nobles que los de Tesalónica, de modo que recibieron el mensaje con toda avidez y todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que se les anunciaba.”  Hechos 17:11

A modo de conclusión responde la última interrogante ¿vale la pena invertir la vida en la teología? Por supuesto que si! No solo vale la pena hoy esta labor es de vital importancia para la vida y la salud de la iglesia, Dios nos ayude a cumplir con valentía y compromiso nuestra ardua labor.

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