Del escritorio de Julio Ruíz

Tiatira: Aferraos a lo que tenéis

Ruinas de la ciudad de Tiatira en Turquía, actualmente Akhisar

Julio Ruiz hace un estudio en siete entregas, de las 7 iglesias mencionadas en el libro del Apocalipsis y en esta entrega su enfoque va dirigido a la iglesia de Tiatira.

Apocalipsis 2:18-22

La ciudad de Tiatira era pequeña, en comparación con otras urbes del Asia Menor. Su importancia radicaba en que era un centro comercial con fácil acceso a la ciudad de Pérgamo, la capital de la región. No había en ella el predominio de alguna religión. No era un centro de adoración a alguna deidad griega o al César, como el caso de otras. En cuanto a la iglesia que allí se formó no hay mucha información que dar. Algunos han conectado su posible comienzo con algún discípulo que Pablo haya alcanzado en sus viajes misionero, o con Lidia, quien siendo de ese lugar y trabajadora en púrpura, pudo haberla comenzado.

En comparación con el resto de las cartas ésta es la más larga de todas. En ella pueden apreciarse los más reconocidos elogios de parte del Señor por el trabajo hecho, pero a su vez las más severas quejas, y la amenaza de juicio por la conducta desviada de parte de un grupo de hermanos, conducidos por una tal “Jezabel”. Esta iglesia tenía una situación muy parecida a la que estaba en Pérgamo.

Estaba desarrollando un extraordinario trabajo, con una fiel dedicación al cumplimiento de sus deberes, tanto con sus hermanos como en la propagación del evangelio. Sin embargo estaba también viviendo una doble vida. La iglesia estaba viviendo entre lo “santo y lo profano”. Por tal condición el Señor la exhorta con urgencia arrepentirse. Solo esto evitará el eminente castigo que él había determinado contra ella. Una oración clave en esta carta es el llamado del Señor a los que no andan en tal condición a “retener lo que tenéis” hasta que él venga.

Otras versiones dicen “aferraos a los que tenéis”. Tomaremos esta orden en esta carta para el mensaje de la ocasión. Muchas cosas de las que disfrutamos en la tierra son temporales. No vale la pena aferrarse tanto a ellas porque, o caen en desuso, o pueden destruirse de un momento a otro. Sin embargo, se nos exhorta a aferrarnos a lo que será permanente y eterno, esperando el regreso del Señor. ¿Por qué causa la iglesia debe aferrarse a lo que es permanente?

Por causa del que se identifica con su iglesia

Apocalipsis 2:18. “Ojos como llamas de fuego” y “pies semejante al bronce bruñido”, son parte de las características con las que vio Juan al Señor al principio. Estas imágenes tienen el propósito de hablarnos del poder de Dios. Su capacidad de penetración con sus ojos encendidos nos recuerda su omnipresencia, y la figura de sus pies simbolizando su estabilidad, nos recuerda su omnipotencia. Todo esto, cuando lo unimos con su revelación como Hijo de Dios, nos muestra que Jesús es uno con la deidad. Jesús también es Dios.

Esta mención es interesante porque al parecer es la única vez que él usa este título en estas cartas. Con ella Jesús pone en claro quién es para la iglesia y para el mundo entero. Los judíos no pudieron encontrar razones para condenar a Cristo. La única que encontraron fue cuando le llevaron al sanedrín y le preguntaron si él era el Hijo de Dios. En esa ocasión Jesús no titubeó al afirmar que si era, y que además le verían sentado a la derecha del Padre en los cielos. Tal “razón” fue suficiente para entregarlo a la crucifixión.

Con esta identificación en mente la iglesia de Tiatira tuvo que saber que él es infalible como Hijo de Dios. Que su juicio es justo. Que su llamado a corregir su conducta es porque él es el único Señor de la iglesia. Hay en esto una verdad que sigue siendo solemne. Jesucristo es el auténtico Hijo de Dios. La iglesia no adora a un profeta, a un sacerdote, a un Maestro. Ella adora y sirve al Cristo exaltado en gloria.

Por lo tanto ella debe vigilar su doctrina, sus prácticas y llamar a sus miembros a una continua santidad por causa de quien es su Señor. Un llamado a un temor reverente surge de esta identificación. Jesús ve nuestras acciones, por eso debemos procurar con diligencia ser hallados “por él sin mancha e irreprensibles, en paz” (2 P. 3:14).

Por causa del que conoce a la Iglesia

Apocalipsis 2:19. “Yo conozco tus obras”, son las palabras del reconocimiento. Es la aprobación de aquel que se mueve en medio de los “siete candeleros”. Del que camina en medio de las siete iglesias. Es una gran noticia saber que sea el Señor quien reconozca el trabajo que hacemos. No tiene mucha importancia cuando son los hombres los que nos reconocen si el Señor tiene otro punto de vista. Para la iglesia de Tiatira el Señor tiene los mejores elogios. Él ve en ella verdaderas virtudes que se constituyen en motivos de alabanza.

Con la precisión de su reconocimiento lo primero que identifica en ella es su amor; lo que carecía la iglesia de Éfeso. Conoce también que era una iglesia de fe. La obra del Señor se extiende cuando hay una iglesia que le crea a Dios. Cuatro virtudes distinguían a esta iglesia: amor, fe, servicio y paciencia. Bien podemos decir que estos son atributos que hacen que iglesia crezca en calidad y en cantidad. No podía tildarse a esta iglesia de holgazana.

El trabajo era evidente. Contrario a Tiatira, muchas iglesias en el día de hoy adolecen de estas características. Hay creyentes que asisten a la iglesia para servirse de ella, mas no para servir a ella. Les gusta escuchar una buena adoración, un buen sermón, y algunos hasta un buen estudio bíblico (los que asisten a la escuela dominical), pero no se involucran en el servicio de ella.

En la iglesia de Tiatira no había “zánganos en la colmena”, todos eran “obreros” al servicio de la “reina”. Además el Señor alaba a la iglesia por la paciencia que tenía en haber sobrellevado la oposición a la era sometida por servir al Señor, y por preservar la paz en medio del antagonismo reinante. Y la otra alabanza tiene que ver con su progreso en las obras alcanzadas.

El Señor reconoce que los últimos esfuerzos de esa iglesia aún superan a los primeros. No hay en esto una señal de decaimiento. Los años de aquella iglesia eran símbolos de progreso. Se había consolidado con el tiempo. Es cierto que el Señor tiene una gran reprimenda para ella después de esto, pero el trabajo realizado no podía ocultarse, sino que más bien debería imitarse. ¿Resistiría hoy la iglesia la prueba de la observación divina? ¿Podrá decir el Señor lo mismo de nosotros hoy? ¿Se caracteriza nuestra espiritual por el amor, la fe, el servicio y la paciencia? ¿Podemos mostrar estos trofeos delante de él? ¿Estaremos dispuestos a trabajar así por el Señor?

Por causa del pecado en la Iglesia

Apocalipsis 2:20-21. Tanto Pérgamo como Tiatira presentaron un problema parecido. Ambas iglesias entraron en una tolerancia y transigencia con el mal. Mantuvieron dentro de ellas los que predicaban y practicaban el mal. Mientras una tuvo que ver una desviación doctrinal, la otra fue acusada de una flagrante condición moral.

La presencia de una tal Jezabel, quien se reconocía como profetiza, estaba “discipulando” a un buen grupo de personas con sus perversidades. Al parecer muchos de ellos ya habían sucumbido a sus seducciones. No hay un acuerdo entre los comentaristas si se trataba de una mujer que se llamara así, y que estuviera fomentando el pecado de la fornicación en la iglesia, o si era una referencia a las actuaciones de la Jezabel del Antiguo Testamento, la esposa de Acab y enemiga de Elias, que hasta hoy se sigue mencionando su perversidad (1 Reyes 19 y 22).

En este caso el Señor llama a las personas por su forma de ser. ¿Fue Jezabel la persona más malvada del Antiguo Testamento? ¿Encarnaba ella ese espíritu de infidelidad que Israel había mostrado tantas veces hacia su Dios? Dos pecados estaba cometiendo esta persona: comiendo lo sacrificado a los ídolos e impulsando a otros a cometer fornicación.

En estas dos últimas cartas, el Señor pone en una misma categoría la inmoralidad sexual con la idolatría. Puede que esto nos parezca extraño, pero de hecho una cosa conduce inevitablemente a la otra. Si las personas rechazan la autoridad de Dios, entonces él deja de ser su Dios. Y cuando él no es nuestro Dios habrá otras cosas a las que se rinde culto; el pecado sexual pudiera un nuevo ídolo. Y es que es un hecho bíblico que la fornicación y el adulterio infringen de una manera muy clara lo que la Biblia condena como pecados que ofenden la santidad del cuerpo, del matrimonio y la de Dios. La Biblia prohíbe tales prácticas.

No tenemos que ahondar mucho en este asunto para decir que este es uno de los pecados más notables de nuestra sociedad y que ha invadido el recinto de nuestras iglesias. La presencia de “Jezabel” en la vida espiritual de la iglesia no solo produce notables escándalos, sino que es una de las causas del debilitamiento de la iglesia. El llamado de “Jezabel” es para que la iglesia contemporanice -si es que hay una palabra parecida- con el mundo, mientras está sirviendo al Señor; solo que no se puede servir a dos señores.

Por cuanto la tolerancia de esta inmoralidad podía traer la ruina a la iglesia de Tiatira, quien estaba haciendo un extraordinario trabajo, el Señor precisa lo que había que hacer allí. Por un lado él ha concedido el tiempo necesario para el arrepentimiento. Si esto no ocurre, entonces él procederá con disciplinas más severas para corregir el mal y preservar a su iglesia. Las palabras de Jesús “le he dado tiempo para que se arrepienta…”, son muy significativas. El castigo por el pecado está siempre precedido por su misericordia.

Es la misma verdad para nuestros tiempos. El Señor espera que haya arrepentimiento de cualquier conducta desviada. Que haya un cambio de actitud y de voluntad hacia el pecado. La gracia no actúa donde hay perseverancia en el pecado (Ro. 6:1, 2) El Señor llama a su iglesia al arrepentimiento para preservarla de mayores males.

Por causa del premio para la Iglesia

Apocalipsis 2:26-28. ¿Por qué le dice el Señor a la iglesia de Tiatira que debe aferrarse a lo que tiene hasta que él venga? Porque hay algo mejor que lo que ofrece la “perversa Jezabel”. Él llama a su iglesia a perseverar en las obras que ha elogiado porque son las que al final serán premiadas. A la iglesia vencedora el Señor le dará “autoridad sobre las naciones”. Es un hecho extraordinario que la constancia en el amor, fe, servicio y paciencia, hace que una iglesia conquiste las naciones. Esto no es un galardón sólo para el futuro.

Las noticias del avance del evangelio en el mundo a través de muchas iglesias nos está indicando la autoridad que ellas están teniendo sobre las naciones. Hay naciones donde el evangelio ya está llegando al 25% y 35% de su población. Una iglesia fiel conquista el paganismo de una ciudad. Otra interpretación a esto es que si vencemos, entonces compartiremos el reinado que Jesucristo tendrá sobre todo el mundo.

Pero además de esto, el Señor dice que le dará a la iglesia “la estrella de la mañana”. De igual manera se han dado varias interpretaciones a este tipo de premiación. El más aceptado por todos es que la “estrella de la mañana” representa al Cristo mismo. ¿No es algo significativo que el mayor galardón que podamos recibir sea la misma persona de Jesús?

Yo tengo muchos deseos de ver en el cielo a todos los que nos han precedido, desde los antiguos patriarcas, profetas, apóstoles y familiares; pero el deseo más grande de mi corazón es ver a mi amado y bendito salvador Jesucristo, quien por su pura e infinita gracia me salvó y me llamó para su servicio. De la historia de Jezabel se nos dice que fue tirada por una ventana y comida por los perros. Esa es la condición final del pecado. Pero a los vencedores se les promete estar con su Señor para siempre en un estado exaltado de gloria.

Tiatira: Aferraos a lo que tenéis

 “Aferraos a lo que tenéis hasta que el venga” es la orden para la iglesia de hoy también. Es un llamado a perseverar en el amor, la fe, el servicio y la paciencia. Y la paciencia aquí es clave para el tiempo de espera, hasta que aparezca la “estrella de la mañana” resplandeciendo con toda su gloria en su segunda venida.

Es un llamado a mantenernos fiel frente a la amenaza de la “perversa Jezabel”, quien con su astucia y seducción pretende llevar a la iglesia del Señor a un acomodamiento con el mundo. Frente a esto debemos afirmar las palabras del apóstol, cuando dijo: “No os conforméis a este mundo; mas bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Ro. 12:2)


Serie: Mensaje del Espiritu a las siete iglesias

Iglesia de Efeso: Fisuras en la costura
Esmirna: Los Santos que sufren
Pérgamo: Iglesia fiel y al mismo tiempo transigente
Tiatira: Aferraos a lo que tenéis
Sardis: Sé Vigilante
Filadelfia: Una puerta abierta
Laodicea: Sé pues celoso

Serie Posterior

En el año 20021 el pastor Julio Ruiz escribió otra serie sobre las siete iglesias del apocalipsis cuyo mensajes son distintos. A continuación presentamos la serie de ese entonces:

1. Que no se apague el amor (Efeso)
2. Los santos que padecen sufrimiento (Esmirna)
3. La batalla por la pureza (Tiatira)
4. En cuidados intensivos (Sardis)
5. Cuando una iglesia trasgrede su fe (Pérgamo)
6. La puerta que nadie puede abrir (Filadelfia)
7. La tibieza del alma (Laodicea)

Julio Ruiz

Venezolano. Licenciado en Teología. Fue tres veces presidente de la Convención Bautista en Venezuela y fue profesor del Seminario Teológico Bautista de Venezuela. Ha pastoreado diversas iglesias en Venezuela, Canadá y Estados Unidos. Actualmente pastorea la Iglesia Ambiente de Gracia en Fairfax, Virginia.
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