Del escritorio de Julio Ruíz

Las primeras preguntas de la Biblia

Las primeras preguntas de la Biblia

Una de las cosas que le sorprende al lector de la Biblia es que en los primeros capítulos del Génesis no aparece ninguna pregunta. Lo único que vemos es la frase: “… y dijo Dios”. ¿No es curioso, entonces, que sea el capítulo 3 de la caída que de origen a unas 5 preguntas? En este capítulo el tentador se aprovecha de la verdad dada por Dios para contradecirla con una sutil mentira. Observe lo siguiente. En los capítulos del Génesis 1–2, Dios narra lo que fue creando con el poder de su palabra. Pero ahora está hablando la serpiente una palabra falsa.

(Génesis 3:1-24)

Lo que vamos a poner en contraste acá es que mientras la palabra de Dios dio origen a la vida, calificando todo lo que se había hecho como “bueno en gran manera”, Satanás se hizo presente para traer caos donde había orden, fealdad donde había belleza y confusión donde había armonía. Sin embargo, también vamos a afirmar que la verdad ha sido más antigua que la mentira. Que la palabra de Dios estuvo antes que viniera el pecado y eso nos da la garantía de la victoria.

Génesis 3 es el capítulo de la caída y está envuelto en una serie de preguntas que van a desembocar en el destino eterno de la humanidad. La primera pregunta la hace el tentador, el resto las hace Dios. Con la primera pregunta el tentador quebrantó la inocencia de la mujer. Con las demás preguntas Dios puso de manifiesto las consecuencias que trae desobedecer su palabra. Veamos, pues, cuál es el significado de cada pregunta que nos revela el engaño del pecado, el poder del pecado, el dominio del pecado y las consecuencias del pecado.

La pregunta que revela el engaño del pecado

“¿Con qué Dios os ha dicho…?”

Poner en duda la palabra oída

Génesis 3:1. Hasta ahora nadie había cuestionado nada de lo que Dios había dicho y hecho. Satanás tienta a Eva para que ponga en duda la palabra de Dios. Esa fue su estrategia desde el principio y lo sigue siendo hasta ahora. Nuestros primeros padres sabían que el lugar donde Dios les había puesto estaba libre de dudas, de engaño de falsedad. Nunca habían oído de su creador alguna pregunta hasta ahora. Lo que Dios les había dicho era que no comieran del árbol (2:16).

¿Cómo respondió Eva la pregunta de Satanás? Pues al principio dio algunas razones para no comer lo que estaba prohibido, y en lugar de huir, siguió hablando. En qué consistió aquella pregunta que además de desacreditar la palabra de Dios, creo una duda en Eva acerca de la advertencia hecha. La oferta era: Si comen de este árbol serán más felices y tendrán nuevas sensaciones de alegría, mucho más que las que Dios les ha prometido. Entonces vino duda hacia Dios, creyeron la mentira del Diablo. Desde ese tiempo para acá, la pregunta cuestionadora le ha funcionado muy bien a Satanás. Abiertamente les dice a los hombres: no tienes porque seguir lo que Dios te ha dicho.

Aprovecharse de la ingenuidad de Eva

Génesis 2:25. Este texto nos revela, sin otra explicación, la existencia de Satanás y su presencia en el paraíso. De él se dice que es un manipulador y que toma varios disfraces para aprovecharse, de allí la manera cómo aparece directamente en este capítulo. El escritor sagrado nos dice que él estaba representado por una serpiente que “era astuta”, y añade, “más que todos los todos los animales…”. Ahora, observe esto.

En Génesis 2:25 se nos habla de la desnudez de Eva y Adán, significando esto su inocencia, por lo tanto, estaban ajenos a la maldad que el tentador por medio de sus trampas y astucia, y en virtud de su ingenuidad, la aprovechará para engañarlos a través de su vil ofrecimiento. Y esto es lo que Satanás sigue haciendo desde el principio.

Él ha a aprovechado aquello que hay de noble en el ser humano, y con su astucia para engañar y envolver, le hace la misma pregunta: “¿Con qué Dios os ha dicho?”. Al final el hombre termina haciéndole caso al tentador, y valiéndose de su propia condición, casi siempre indefensa, lo convierte en un ciego a quien cautiva para que haga su voluntad en relación con el pecado.

La pregunta que revela el poder del pecado

“¿Dónde estás tú?”

Poder para traer la separación

¿No sabía Dios acaso dónde estaba Adán y Eva? ¿No es el un Dios omnipresente y omnisciente? ¿Qué pretendía esta pregunta? Ese tipo de pregunta más que hecha a ellos buscaba más bien el beneficio de Dios. Hubo una franca desobediencia. La advertencia fue muy clara, ahora ellos no están a la vista de él, sino que se escondieron. Esta pregunta pareciera plantear otra, algo así como” “¿Las cosas resultaron como ustedes querían?” ¡pues no!

Entonces, “¿resultó cómo yo se los había prohibido?” ¡pues sí! La pregunta revela una de las cosas más dolorosas entre la criatura y el Creador: Hay una visible separación entre ellos y Dios. He aquí el sutil poder del pecado trayendo quebrantamiento entre el hombre y Dios. Ninguna separación puede ser peor que esta. ¿Había pensado en el poder que causa el pecado? Ahora vemos a Dios buscando a su criatura. Ahora vemos a Dios actuando como el Buen Pastor. ¿Qué detrás de esta pregunta? Bueno, debemos ver el dolor de Dios. Lo que él creó para tener compañerismo ahora le ha dado la espalda. Mis hermanos, el pecado ha venido para poner distancia en Dios y nosotros. Cuán terrible daño ha hecho.

Poder para traer culpabilidad

Eva y Adán le creyeron la mentira a Satanás y ahora se dieron cuenta que el “árbol codiciable para alcanzar sabiduría” lo que hizo fue que el hombre alcanzara la vergüenza y la culpabilidad. ¿Será cierto que la oferta del pecado es para que seas feliz? He aquí la más grande mentira a la que nos lleva la tentación.

Lo que si fue cierto en aquella primera propuesta fue que a ellos se le abrieron los ojos y descubrieron, no solo que había el bien y el mal, sino que ahora están desnudos y por eso se han escondido. Observe esto, ellos en lugar de experimentar algo mucho mejor que las delicias del paraíso, vista en la paz y relación con Dios, ahora tienen temor, ansiedad, inseguridad, soledad, y lo que es más terrible, ahora ellos tienen una culpa que sería pasada al resto de las generaciones.

El pecado en lugar de darte placer te da amargura. Su poder esta tan grande que, en vez de darte honor, te lo quita y te pone al descubierto donde no escapas de Dios. El pecado es el gran destructor de todas las relaciones. En esta historia, al final todos se están culpando. No sabemos si había peleas antes entre Eva y Adán, pero ahora todos se están culpando.

La pregunta que revela el dominio del pecado

 “¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?”

Nota: El pecado invade el terreno de Dios para convertirse en el nuevo dueño

¿Quién te enseñó que estabas desnudo?

Obviamente no fue Dios, porque si bien es cierto que él los creo desnudo, eso no era una vergüenza. Dios todo lo hizo hermoso en su tiempo, incluyendo al hombre en desnudez. Pero tampoco fue la serpiente. Una de las cosas que todos debemos saber es que Satanás nunca le dirá al pecador que está perdido, lo que él si hará es crear todo tipo de situaciones en la vida para que el pecador se hunda más en su condición.

Por lo otro lado, lo que si él te enseñará es que tu eres bueno y que no necesitas nada más de lo que hasta ahora eres. Él más bien te dirá que no hay ningún peligro, que eso del castigo de Dios es un invento que las iglesias enseñan. Entonces, “¿quién te enseñó que estabas desnudo?”. Bueno, el maestro fue el pecado al que ellos le abrieron su corazón.

El pecado es el maestro que te enseña que detrás de una fruta codiciable, se abren los ojos a la maldad donde antes había inocencia. Es un maestro que te enseña que lo que Dios creo puro y santo, ahora se ha llenado de corrupción al ponerlos al desnudo de todo.

¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?

Porqué Dios hizo estas preguntas. ¿No sabía acaso él todo? La intención de esas preguntas era para pulsar la conciencia del hombre. Es para ponernos a ver lo que hacemos cuando le fallamos desobedeciendo sus mandamientos. Había una orden expresa en los mandamientos de Dios: “Del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Lo que esta pregunta genera son otras como estas: ¿Has quebrantado mis mandamientos? ¿Has roto alguna de mis leyes? ¿Hay pecado contra Dios en tu corazón y mente? ¿Hay pecados escondidos dentro de ti?

Sobre esta pregunta, Martin Lutero dijo: “Aquí Dios tocó la conciencia de Adán con un aguijón afilado. Él como que le dijo, “No te avergonzaste por estar desnudo. Ni te espantó mi voz. Pero tu conciencia te acusó” …Entonces, presionado por Dios, Adán se halló a sí mismo en los terrores de la muerte y del infierno…Así, ahora tenía que oír de la boca del Señor los pensamientos mismos que estaban en su mente (traducción literal de Martin Luther, Th.D., Luther’s Commentary on Genesis, Zondervan Publishing House, reimpreso en 1958, tomo I, p. 76).

La pregunta que revela las consecuencias del pecado

¿Qué es lo que has hecho?

El reclamo divino

Cualquiera de nosotros ha pasado por este tipo de pregunta, sea cuando niño, joven y aun de adulto. Algunas veces, el tono en que se digan las cosas revelará la magnitud de lo que se ha hecho, sobre todo cuando se ha hecho algo malo. Considere al joven que tomó el carro de su papá sin licencia y lo estrecha contra otro. El hombre que tiene sangre en sus manos y desea desesperadamente retroceder el tiempo por haber asesinado a alguien.

El esposo que ha fallado a su amada esposa y ahora ella le hace esta pregunta. En este caso, la pregunta hecha a Eva nos revela más que un cuestionamiento. En ella Dios le hace ver a la mujer su grado de responsabilidad, pero ahora su tono es distinto. La pregunta de Dios tuvo que ser fuerte, severa como la de un padre que se siente ofendido por la mala actitud de su hijo. Y desde Adán para acá, cuando hacemos lo contrario a lo que Dios nos advierte, se activa la conciencia al oír la pregunta: ¿Qué es lo que has hecho? Nos hace muy bien pensar que todos nuestros actos están delante del Señor y que viene a preguntar lo que hacemos.

Las consecuencias de lo hecho

El pecado presenta una oferta de felicidad que, además de no cumplirla, te deja endeudado por el resto de la vida. Observe lo que hizo el acto de desobediencia de parte de Eva. Primero rompió con tres hermosas relaciones. La relación con Dios, pues ahora están separados de él. La relación entre los esposos, porque allí se comenzó a dar lo que se conoce como la transferencia de la culpa. Al final nadie tuvo la culpa de nada. Y lo otro fue que el hombre rompió la armonía con la creación. Mire los efectos del pecado. Para el hombre, él tendría que sufrir para que la tierra diera sus frutos.

Él fue puesto en el huerto para que lo cuidara, pero allí había una producción continua. Y para la mujer que a partir de allí tendría con dolores sus hijos y el deseo sería para su marido. Y a la serpiente, la maldición de arrastrarse y de ser espanto para todos. El tentador le había dicho a Eva que no moría, eso fue la otra mentira porque a partir de ese momento el hombre muere física y espiritualmente. Esta es la razón por la que ahora vivimos vacíos y deseamos llenarlo con la misma oferta que le presentó el tentador a Eva. El pecado es un mal consejero.

Conclusión sobre las primeras preguntas de la Biblia

CONCLUSIÓN: La historia de la caída sería más triste si Dios no dejara su sentencia y profecía acerca de la salvación de ese hombre que termina de fallarle. Observe lo que Dios le dice a la serpiente al poner una total separación entre ella y la mujer. Las dos simientes estarían por siempre enemistadas. La simiente que vendría de la mujer, eso es, nuestro salvador Jesucristo, heriría a Satanás en la cabeza, mientras que éste heriría a la simiente (Jesucristo) en el talón.

La serpiente recibiría un golpe mortal por el Mesías prometido, mientras que ésta lo heriría, pero solo en el talón. Y para que esta profecía tuviera la visión futura del Cordero que iba a ser sacrificado por nuestros pecados, Dios cubrió la vergüenza de la desnudez de la pareja, matando a un cordero, vistiéndoles con su piel (v. 21). Así que, en medio del dolor de la desobediencia, y el reproche de sus justificadas preguntas, él mismo preparó el plan para salvar al hombre pecador.

Mis hermanos, a Dios no le tomó por sorpresa lo que hizo la pareja que puso en su paraíso, ya él había planeado su salvación. Aquel animal sacrificado era un tipo del Cordero de Dios que quitaría la vergüenza del pecado.

Julio Ruiz

Venezolano. Licenciado en Teología. Fue tres veces presidente de la Convención Bautista en Venezuela y fue profesor del Seminario Teológico Bautista de Venezuela. Ha pastoreado diversas iglesias en Venezuela, Canadá y Estados Unidos. Actualmente pastorea la Iglesia Ambiente de Gracia en Fairfax, Virginia.
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