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Las redes sociales y la difusión de los avivamientos

 Las redes sociales y la difusión de los avivamientos

Resulta fascinante considerar cómo las ideas e innovaciones religiosas tienden a difundirse de forma orgánica usando las redes sociales pre-existentes, y las que van surgiendo a medida que el movimiento avanza. Esto es especialmente interesante en el caso de los avivamientos cristianos, donde pareciera que la experiencia se comienza a esparcir sin que los que recibieron el derramamiento ejerzan algún tipo de control, o hagan un esfuerzo especial por extender lo que han recibido de parte de Dios.

Hace unos diez años atrás, el filósofo evangélico Leonard Sweet visualizaba en uno de sus muchos libros (Viral: How social networking is poised to ignite revival) un avivamiento espiritual del cuerpo de Cristo, especialmente entre los nativos digitales (Millenials y Generación Z), a través de “una nueva cepa infecciosa que resistirá al mal, curará sus heridas y se sostendrá frente a un paradigma cultural cambiante” (p. 346). Al describir la forma en que se iba desarrollando la comunicación entre estas cohortes habituadas a los medio sociales, expresaba lo siguiente:

Nacido en el entorno insular de la virtualidad, cada tuit, blog, palabra clave e imagen es un pionero que crea un caldo de cultivo de nuevas ideas y conexiones… Esta incubadora virtual… adquiere vida propia y puede estallar y emerger triunfalmente… (y) significar un fenómeno comunal revolucionario, o que cambia la vida. Pero no importa cómo lo mires, los brotes son inevitables e infecciosos. Antes de que te des cuenta, una epidemia viral echa raíces y se propaga… al mundo (p. 344).

Haciendo su propia interpretación de la parábola sobre el parecido del reino de Dios con un grano de mostaza (Mateo 13:31-32), Sweet encuentra una manera de describir los avivamientos actuales y futuros que usarán la tecnología como potenciador de su alcance y propagación. Según él, usualmente nos imaginamos a la semilla de mostaza creciendo linealmente, primero germinando, luego convirtiéndose en un pequeño arbusto, hasta transformarse en un árbol de unas dimensiones importantes. Pero esto no es lo que realmente ocurre.

Así como en la historia de aquel sembrador descuidado que lanza la semilla en toda clase de terreno, Jesús no decide usar ejemplos de plantíos tecnificados, programados o basados en técnicas agrícolas complejas. Por el contrario, hace referencia a una pequeña semilla que, apenas cae en el suelo germina, formando mostazales resistentes, que se propagan de forma “implacable, imparable, invasiva y auto-germinante” (p. 342). Así, un avivamiento, aunque empiece muy pequeño, crece tan desordenada y exponencialmente, en ámbitos inesperados, y alcanzando a los más variados grupos humanos, para que florezca en ellos el reino de Dios.

Debido a su carácter explosivo, a la naturaleza de las manifestaciones espirituales, a lo difuso de su liderazgo, un avivamiento no podrá reproducirse con facilidad dentro de la estructura usualmente jerárquica, llena de normas y protocolos de control, que poseen las denominaciones, al contrario, el mover espiritual busca un camino alternativo, menos predecible, y hasta cierto punto caótico. Es allí donde las redes sociales juegan un papel fundamental.

La difusión de los avivamientos

En toda red social están presentes los nodos llamados vínculos fuertes, es decir, aquellos que mantienen una relación estrecha de contacto regular. También están los vínculos débiles que corresponden a personas alejadas, geográfica o socialmente, apenas conocidas por referencias de terceros. Un tercer tipo de son los nodos que sirven de conectores entre diferentes redes. Por ello, cuando vemos eventos como lo ocurrido en Asbury (Azusa, Buenos Aires, Toronto, etc.) con repercusiones translocales, incluso con implicaciones globales, lo que está en juego es este engranaje dinámico entre vínculos fuertes, débiles, y conectores, convirtiéndose en el mecanismo que usa el Espíritu Santo para la expansión de los avivamientos.

Recordemos a Pedro sentado en la azotea de la casa de Simón “el curtidor” en Jope (Hechos 10), quien es solicitado por unos extraños que solo tienen como dato la dirección del lugar y el nombre del propietario (vínculo débil). Estos visitantes le piden a Pedro que vaya a la casa de un centurión romano quien está reunido esperando con su familia (vínculos fuertes). Ciertamente, lo que caracterizaba al centurión en Cesárea de Filipo era su búsqueda espiritual, se decía de él que era un hombre de oración, expectante de la intervención divina. En términos de redes sociales, esto hacía de Cornelio un nodo vulnerable a ideas frescas o innovaciones, como la predicación del evangelio y la manifestación de señales y prodigios, por lo que, aún siendo gentil había decidido invitar a Pedro, un judío, a su casa.

Al momento que Pedro se atreve a traspasar sus propios prejuicios religiosos, la expansión que sigue es a través de una sucesión de estos contactos y vínculos, facilitados de manera providencial por el Espíritu Santo. Imaginemos al centurión en una red social donde hay muchos más con búsquedas similares, que están abiertos al evangelio (que son vulnerables). Cuando estos nodos de la red social se logran interconectar, con seguridad el mensaje comienza a fluir de una manera que no se puede predecir, ni controlar, haciendo que las nuevas ideas se propaguen rápidamente.

La investigadora Anna Collar (Religious Networks in the Roman Empire), de la Universidad de Southampton (Reino Unido), ha postulado que si los nodos vulnerables de una red se vinculan entre sí, entran en resonancia, y terminan comportándose como si estuvieran organizados, formando lo que se conoce como un grupo de filtración o de percolación, que se constituye en el canal a través del cual se propaga el avivamiento, incluso captando nuevos nodos y conectando diversas redes donde fluye el renovado impulso divino. Eso quiere decir que la propagación del avivamiento dependerá de la existencia de nodos vulnerables en las redes, y de una compleja conectividad que permita esa propagación. Cuando esa difusión es indetenible, se produce un efecto cascada, que va más allá de la lenta filtración o percolación.

Justamente, ambos elementos se desarrollaron ampliamente en los años previos al avivamiento de Asbury 2023, potenciándose durante la pandemia del Covid-19, y preparando el escenario para éste y otros avivamientos. Por un lado, la expectativa, el anhelo, y la búsqueda de un avivamiento ha pasado a ser parte de la cultura de las iglesias pentecostales/carismáticas, neopentecostales, y de la tercera ola. Esto se puede observar en la insistencia en la oración continua (24/7), los eventos proféticos, y el surgimiento de un lenguaje y una teología para describir estos derramamientos del Espíritu Santo.

Por otro lado, se produce un desmontaje progresivo de las denominaciones, lo que propicia el surgimiento de un intrincado entramado de nuevas redes de iglesias y ministerios. Particularmente, esto ha sido bastante notorio durante los primeros 20 años del siglo XXI con las redes neoapostólicas. Por último, en un proceso que lleva ya cerca de 40 años, facilitado por la globalización de estilos musicales y litúrgicos, se va dando una pentecostalización progresiva de todas las denominaciones, iglesias independientes, agencias misioneras, y ministerios en todas partes del mundo.

De manera que, en un lapso de tiempo relativamente corto, los cristianos del mundo se muestran expectantes siempre de un nuevo despertar espiritual, poseen un lenguaje común para justificar teológicamente y referirse a este fenómeno, así como los espacios y elementos litúrgicos para su expresión visible en grupos de creyentes, teniendo a su alcance una densa y compleja conectividad que sirve para que el movimiento se pueda difundir como una potente cascada, a lo largo de muchos nodos vulnerables, ubicados en redes que se interconectan las unas con las otras.

El efecto amplificador de la tecnología

Para nadie es un secreto el inmenso crecimiento de las redes sociales digitales en los últimos 20 años. Por un lado, el 68% de la población mundial es propietaria de un teléfono móvil, el 65% están conectados a Internet, y el 60% son usuarios activos de redes sociales. Por el otro, debido a que las distintas plataformas de redes sociales tienen filosofías diferentes, usos diferentes, y problemas legales variados, los usuarios las usan a discreción de lo que necesitan (con un promedio de acceso a siete plataformas por usuario al mes), y constantemente hay nuevos emprendimientos que ofrecen prestaciones o servicios que satisfacen ciertos segmentos de la población.

Ése es el caso de Tik Tok de cuya membresía actual el 63% son jóvenes entre 18 y 34 años de edad (Mileniales y Gen Z). Tik Tok pasó de menos de 100000 usuarios a comienzos de 2018 a 1800 millones a finales del 2022, siendo la sexta red social en la actualidad, pero superando en velocidad de crecimiento a todas las demás redes que la precedieron como se ve en el gráfico del Financial Times.

Una de las características de la plataforma que la han hecho crecer en popularidad y preferencia es el uso de técnicas de inteligencia artificial en sus algoritmos de recomendación. En el caso de TikTok, todos los videos tienen la oportunidad de ser vistos ya que el algoritmo se encarga de ofrecerlos a los potenciales usuarios. De manera que, un/a creador/a puede hacerse popular sin siquiera tener seguidores ya que su video por si solo puede volverse viral. Esto hace que los jóvenes creadores de la Generación Z encuentren la plataforma excepcionalmente útil para viralizar sus videos. Además, todo el contenido se puede compartir en otras plataformas de medios sociales, aumentando la audiencia potencialmente alcanzable. Igualmente, los videos pueden ser remezclados con otros elementos, lo que le da a cada contenido una mayor utilidad. Esto explica el por qué los videos cortos con el marcador #asburyrevival alcanzaron los 127 millones de descargas para el 5 de marzo de 2023.

La crisis del Covid-19 mostró que las redes sociales son un canal demasiado poderoso para la transmisión de enseñanzas distorsionadas, teorías conspirativas, teologías cuestionables, o bien propagandas y doctrinas políticas destructivas o polarizantes. Incluso, el ya señalado Tik Tok ha sido acusado legalmente de violar algunas leyes de privacidad y de fomentar la alienación de sus usuarios. Sin embargo, al mismo tiempo, en muchos casos las redes sociales fueron el único recurso de conexión virtual para millones de personas alrededor del mundo durante los largos períodos de aislamiento durante la pandemia.

Igualmente, las redes facilitaron la generación de sub-grupos o tribus que compartían ciertas clases de información entre ellos. Debido a la sensación de inseguridad y la ansiedad producida globalmente por los efectos mortales del Covid-19, aparte de las controversias sobre la vacunación, y otros conflictos sociales que surgieron, en cada una de estas tribus se encuentran nodos vulnerables, es decir, personas de diferentes trasfondos sociales que como Cornelio están abiertas a un mover poderoso de Dios.

Por ello, el efecto cascada del avivamiento de Asbury ha sido tan sorprendente. Especialmente porque los videos cortos de Tik Tok han hecho énfasis en unos aspectos sobresalientes de este avivamiento que tocan las necesidades espirituales de la Generación Z, la cohorte donde el avivamiento se generó (uso como base lo propuesto por Patrick Miller en un tweet):

  1. Paz en medio de la angustia.
  2. Oración íntima e intensa como antídoto para la soledad.
  3. Una antigua capilla como símbolo analógico para la generación más digitalizada de la historia.
  4. El anonimato y la humildad frente al narcisismo de los líderes actuales.
  5. Un derramamiento espiritual sin banderas políticas.
  6. Un encuentro con Dios sin publicidad, marcas, denominaciones, y análisis de datos.
  7. Un espacio para quien quiera seguir a Jesús desde cualquier trasfondo, o trauma social, étnico o de género.
  8. Un reencuentro gozoso con la comunidad física de creyentes, después del aislamiento social provocado por el COVID-19.

Fernando Mora (@famorac), pastor venezolano durante más de 25 años y parte del Movimiento Viña desde 1998. Ha escrito artículos académicos y libros sobre eclesiología contemporáne

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