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Más allá de la milla requerida

(Mateo 5:38- 42) 

INTRODUCCION: Nos acostumbraron a hacer ciertas obligaciones, pero no nos enseñaron a ir más allá de ellas. Cuando un hijo hace  algo más de lo establecido se considera una persona excepcional. Pero el resultado de no ir más allá de lo establecido ha dado como origen a un mundo con una sobre dosis de  egocentrismo. Cada quien se mueve alrededor de sí mismo. ¿Cómo zafarnos de él? ¿Cómo hacer que el  mundo se mueva en otra dirección? Es decir, ¿cómo vivir con la satisfacción de labrar la dicha ajena más que vivir para complacer la nuestra? Esta es una  gigantesca tarea que tenemos por delante. Los crueles soldados romanos  aprendieron de los persas un secreto que les dio mucho resultado. No solo conquistaban a los pueblos sino que usaban a las personas de una manera muy ventajosa. Cuando los agarraban, los obligaban a ser tareas muy duras y serviles. Si un soldado veía a un judío, él sabía que estaba amparado por una “ley”, inventada por ellos mismos,  para pedirle a cualquiera que llevara su mochila o su armamento una milla. Si alguien se resistía, el soldado podía usar su fuerza para obligarlo. Esto era detestable para un judío y ellos  odiaban el hecho que se les obligara a llevar aquella carga por una milla. Según la costumbre, un  joven judío tenía marcado una milla desde su casa hasta cierto punto. De allí que los  soldados disfrutaban al forzal a los judíos a llevar la carga una milla más. Y es en este contexto de costumbres que  Jesús hace el siguiente planteamiento a sus oyentes: “A cualquiera que te obligue a llevar un milla, ve con él dos”. ¿Cómo piensa usted que respondió esa gente que escuchó a Jesús? ¿Qué tenían en su mente? ¿Qué significa ir más allá de lo que la ley establecía? 

I. IR MÁS ALLÁ DE UNA MILLA ES TAREA DE UN BUEN CRISTIANO 

1. Una justicia mayor que la de los fariseos. Los fariseos y los escribas eran sumamente cuidadosos en guardar la ley al pie de la letra. Pero Jesús está diciéndonos que la justicia nuestra tiene que ser mayor que la de ellos (Mt. 5:20). La obligación de cumplir solo con lo que está establecido no deja ninguna satisfacción. Si de algo no disfrutaban los fariseos era del gozo que viene de ir más allá de la milla establecida. Por lo tanto estos eran hombres insensibles, crueles y sin ninguna apertura a los cambios. Para ellos lo más importante era el estricto cumplimiento de la ley y su tradición oral. Para ellos lo único que existía era el “oíste que fue dicho”. Ellos sabían que Moisés les había dejado tales ordenanzas y eso era inamovible. La obligación de la ley decía: “ojo, por ojo, diente por diente”.  Esta ley planteaba una justicia sin misericordia. Según el mal que se hiciera, así debería responderse.  Sin embargo,  Jesucristo planteó su “mas yo os digo”. Esa frase orientaría el significado de la ley y asomaba un nuevo orden para aplicarla. Jesús vino a cumplirla  la ley, no como los fariseos, toda vez que ellos eran esclavos de ella. La justicia nuestra tiene que ser mayor que la de los fariseos porque estamos bajo la gracia.

2. Buscando un nivel celestial. El Sermón del Monte es lo más revolucionario que  se conozca como estilo de vida cristiana. Nada ha podido superarlo. Este sermón fue dado para trastocar aquella  moral mínima que sostenían los que conducían el  pueblo de Dios. Las palabras de Jesús vinieron para confrontar aquel  legalismo sin amor. Los fariseos pensaban que el estricto cumplimiento de la ley  era suficiente para ganar el cielo. Una de las grandes cosas que hizo la muerte de Jesús fue mostrarnos que la vida llena de gozo y bendición es la que rompe con aquel nivel de la tradición y de la costumbre. Se ha dicho que la vida se vive en  tres niveles: el nivel del maligno, que devuelve mal por  bien; el nivel del ser humano, que devuelve bien por bien y mal por mal. Pero el nivel más alto, el celestial, es el que devuelve bien por mal. Jesucristo dijo: “No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra…”. Este es nivel celestial. El humano era “ojo por ojo”. El maligno planteaba la pelea para lograr alguna salida, pero el celestial dice: “…y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa”. Jesús reta a sus seguidores a hacer más de lo requerido. El creyente se mueve en el nivel celestial. El creyente no vive solo para cumplir. No iremos más lejos hasta tanto no vivamos la segunda milla. 

II. IR MÁS ALLÁ DE  UNA MILLA ES EL MEDIO PARA LA CONQUISTA 

1. Poniendo la otra mejilla con un propósito vv. 38, 39. Hay dos cosas que usted puede hacer que enfurecerán a un judío. Una es escupirle en la cara; la otra es abofetearlo. Pero note que Jesús habla aquí de la “mejilla derecha”. La única forma de golpear la mejilla derecha era con el dorso de la mano.  ¿Alguna vez le han hecho eso? ¿Sabía usted que esta es la peor ofensa? Pues esto fue lo que le hicieron a  nuestro Señor Jesucristo. ¿Cuál es la situación de esos versículos? ¿Está Jesús enseñando que no debemos defendernos, que no debemos proteger nuestros hogares, nuestras vidas? Jesús creía en toda la ley, y alguna parte ella dice que debemos defender a nuestros amados, e incluso defender nuestros derechos hasta la muerte. De manera que no hay contradicción en lo que Jesús dice ahora y lo que ha dicho la ley en defender nuestros derechos, en hacer que la justicia prevalezca. Sin embargo, lo que él le dice al creyente es, que aun cuando él reciba el insulto más calculado y mal intencionado por su amor a Cristo,  él no debiera responder con otro tipo de insulto parecido. Jesús nos enseña que no debemos responder mal por mal. Que debemos resistir al que es malo, que podamos vencer el mal con el bien. Nuestro modelo sigue siendo Cristo. Poner la otra mejilla es ceder con el fin de conquistar al que nos agravie. Ese es nuestro fin. El creyente debe recordar este texto: “Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”.   

2. Dejando la capa con un propósito. La túnica (por lo general hecha de algodón y lino), era una especie de camisa que se usaba debajo de la ropa. Aun las personas más pobres tenían por lo menos unas dos de ellas. Pero la capa era otro asunto. Era la vestimenta exterior y la persona tenía una sola. Las personas la usaban para protegerse del intenso sol y del frío por la noche; por lo general servía  de cama. La ley planteaba la confiscación de la túnica pero nunca la capa, pues se consideraba como una prenda muy preciada para un judío. Mire lo que Jesús plantea. Si alguien te pone a pleito y te pide la túnica, no entres en alguna polémica con eso, dale también la capa. Al hacer eso estás pensando no tanto en lo que es tuyo sino que con esa actitud te estás ganando el adversario. Lo que Jesús nos dice acá es que si resultas debiendo a alguien y te pide lo que le debes, que vayas más allá y entregues más de lo debido. Esta actitud revelará que el creyente nunca exige la satisfacción de sus derechos ni  disputa para que se cumpla a su favor las disposiciones legales que le protegen. Hay creyentes que todo el tiempo están reclamando sus derechos. Algunos hasta consideran llevar a otros a la corte para defender sus derechos. Sobre esto, lo que Jesús te dice es que no hagas lo mínimo, haz más de lo que se requiere. Y cuando alguien tenga una necesidad y le pide ayuda, mire lo que dice el v. 42. No queremos ganar un argumento sino ganar a la persona. 

III. IR MÁS ALLÁ DE  UNA MILLA ES SEÑAL DE CRECIMIENTO ESPIRITUAL 

1. Los resultados de ir más allá de la milla. Quien camina la otra milla descubre el gozo del servicio. Si usted va solo una milla, eso es lo que establecía la ley, pero si va más allá usted descubre que allí es donde se encuentra Jesús. La segunda milla es la milla del placer. En la primera milla usted pasa “rabietas”, mientras que en  la segunda usted siente un gozo inmenso. En la primera milla a usted lo obligan, en la segunda usted se gana al hombre que le puso la carga. Es posible que la primera milla sea el de un trabajo pesado, pero en la segunda usted obtiene la victoria. Esta milla cambiará su actitud. ¿Sabe por qué muchos no tienen éxito espiritual? Porque solo caminan la primera milla. Algunas veces creemos que con hacer lo requerido ya eso es suficiente. Hay gente que no hace otra cosa sino lo que se requiere. Al leer este pasaje nos damos cuenta que ningún otro nos habla tan contundentemente acerca de lo que es en esencia la vida cristiana como este. Lo más fácil es pagar “ojo por ojo, diente por diente”. Esa es una reacción muy humana. No somos muy dados a dejarnos  ganar un pleito. Lo más fácil es defender los derechos. No solemos ser tan dadivosos. Preferimos recibir que dar. Por otro lado, lo más fácil es amar a quienes nos aman. Amar a los enemigos es un reto para el que necesitamos prepararnos. Pero cuando descubrimos que podemos ir más allá de la milla, entonces, y solo entonces, disfrutaremos de la esencia de la vida cristiana.   

2. Sorprendamos al soldado.  Vamos a imaginarlos el cuadro del soldado que obliga a llevar una milla. Vamos a pensar que uno de los judíos que estaba allí oyó acerca del Sermón del Monte. Oyó decir al Señor que si alguno le obliga a llevar la carga una milla que caminara otra. Así, un soldado llega al lugar y le dice a un judío que le lleve la carga una milla, y el judío con gusto le obedece. Pero para la sorpresa del soldado, el judío le dice: “Sabes, esta carga es muy pesada para usted y  usted está cansado, permítame  llevar su carga otra milla más”. Al ver todo esto el soldado está muy confundido, y le pregunta: “¿Por qué hace esto? Se que ustedes los judíos odian esto”. El judío aprovecha la ocasión para decirle que el escuchó a  Jesús de Nazaret decir que el que  te obliga a llevar una milla que vaya con él otra. Déjeme decirle que ese soldado reaccionaría, diciendo: “Verdaderamente este es un cristiano”. Recordemos que otro soldado más adelante, después que crucificó a   Cristo, y al ver su rostro distinto a los otros malhechores, dijo: “Verdaderamente este es el Hijo de Dios”. El ir más allá de lo establecido nos hace creyentes maduros y sensibilizamos a aquellos que nos adversan. Jesucristo fue más allá de lo que estableció la ley (Ro. 5:28). ¡Qué maravilloso es nuestro amado Señor Jesucristo! Él caminó la segunda milla por amor a nosotros.

CONCLUSIÓN: Uno de los apóstoles que capturó el significado de lo que Jesús dijo en el Sermón del Monte fue Pablo. Cuando él escribió a sus hermanos en Roma sobre ir la “milla extra”, dedicó todo un capítulo para que se entienda lo que es caminar más allá de lo requerido (Ro. 12:9-22). ¡Vivamos siempre para recorrer la otra milla! 

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