Durante mi devocional esta semana estaba leyendo el libro de Mark Dever “The Message of the New Testament: Promises Kept” basado en sermones él que ha dado a su iglesia. Hablaba de 1 de Timoteo. Providencialmente este sermón fue dado el 19 de Diciembre de 1999, por lo que no es extraño que en su contenido tenga muchas referencias a la Navidad. En esta oportunidad quiero compartir con ustedes algunos de sus comentarios a los que le daré algo de valor agregado con ideas mías.
1. La Navidad no se trata de determinar quienes han sido “traviesos o buenos”
“Las buenas noticias que declaramos como cristianos no se basan en guardar la ley o nuestra obediencia. El gran mensaje que tenemos no es para “gente buena”, sino para ‘los desobedientes y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos. La ley es para los que maltratan a sus propios padres, para los asesinos, para los adúlteros y los homosexuales, para los traficantes de esclavos, los embusteros y los que juran en falso’ (1 Tim. 1:9b-10a NVI). Dudo que alguno de nosotros haya recibido una tarjeta navideña como esta. ¿Entonces te has dado cuenta para quien es el mensaje de la Navidad? El mensaje de la Navidad no es para un grupo de personas bien vestidas, personas respetables que asisten a la iglesia para celebrar una fiesta cultural. El mensaje de Navidad es un mensaje que trae alegría a personas como aquellos que maltratan a sus padre o los traficantes de esclavos” (p. 345-346)
Para encontrar la verdadera alegría de la Navidad, tengo que reconocer que Jesús no vino y se encarnó como bebé porque yo soy bueno. El vino porque soy tan malo y necesito un Salvador. Él no vino a darme una recompensa por lo que he hecho, sino a salvarme de lo que he hecho
2. La Navidad no solamente se trata de sentimientos gratos.
“Una tarjeta navideña con un saludo de Felicidad o con un ángel tocando trompetas y cantando ‘Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad’ no es suficiente en un mundo donde existen tragedias reales como los tiroteos en escuelas llenas de niños, o la amenaza terrorista con armas nucleares, o quizás lo que existe en tu corazón o en el mío. Si te refieres a los malos como aquellos ‘malvados que están fuera’ entonces no has entendido todavía a Jesús. Tienes que aprender esta verdad: hay mucho más del Evangelio que celebrar lo bueno que hay en nuestro entorno” (p. 348).
Expresiones como “Felices Pascuas” o “Felices Fiestas” que tanto escuchamos en esta época es un signo de la gracia común. Muchas personas tienden a ser más amables en Navidad. Sin embargo, pensar en lo que en realidad significa la Navidad nos haría ser más sinceros. Necesitamos algo más que un alivio temporal a las verdaderas tragedias, a los problemas y a los temores que asolan nuestras vidas. Necesitamos más que buenos sentimientos. Necesitamos un Salvador. Y la Navidad nos proclama que Él ha venido.
3. La Navidad no es sólo una gran historia.
“Pensar que el establo de Belén de la Navidad es más que la cruz de Jerusalén es como si dijésemos que una semilla es más importante que un gran árbol… El mensaje de la Navidad no es sólo que Dios se hizo hombre naciendo de la Virgen María. El mensaje de la Navidad es el mensaje de la Encarnación: ‘Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores'” (p. 353-354).
Si bien el misterio de Dios que se hace hombre sobrepasa los límites de nuestra comprensión, su venida no puede separarse del motivo por el que Él vino. Que esas dos historias la de la cuna y la de la cruz, estén siempre inseparables en nuestras reuniones, nuestras relaciones, y nuestros corazones.
Feliz Navidad en Cristo
Bob
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