Postrarse de rodillas es un acto de rendición. En una guerra espiritual nos postramos ante el Señorío de Jesús. Nuestra rendición no es al enemigo sino al que venció al maligno con su obra consumada en la Cruz.
Postrarse de rodillas es un acto de rendición. En una guerra espiritual nos postramos ante el Señorío de Jesús. Nuestra rendición no es al enemigo sino al que venció al maligno con su obra consumada en la Cruz.