Del escritorio de Julio Ruíz

Cuando una iglesia trasgrede su fe

Cuando una iglesia trasgrede su fe

Continua la serie del mensaje a las iglesias del apocapipsis en esta oportunidad veremos lo que el Espíritu le dice a la Iglesia de Pergamo a la que llama al arrepentimiento porque trasgrede su fe.

Apocalipsis 2:12-17

La ciudad de Pérgamo llegó a ser la más grande, y capital del Asia Menor. Sus historiadores, al igual que lo hicieron con Esmirna, la alabaron por su belleza. Su posición geográfica, construida sobre una alta cima y teniendo al valle del río Caicos como su benefactor, ayudaba a contemplar mejor su esplendor.

Por el nombre que lleva, se estima que fue allí donde se invitó el pergamino, uno de los materiales más antiguos donde se hacían los escritos. Este fue uno de los primeros materiales donde se escribió Biblia. Seguramente esto fue lo que hizo que en esta misma ciudad existiera una gran biblioteca compuesta por unos 200 mil rollos de pergaminos. Además de la gran cultura, respaldada por el “tesoro de sus libros”, en esta ciudad había un altar dedicado a Zeus. Era tal la adoración a este dios que sus fieles ofrecían incienso todos los días del año. Un humo, como expresión de sacrificio, salía siempre del trono de este ídolo.

Debe notarse que la adoración en esta ciudad no solo era a estas deidades, sino que el culto mayor era presentado al emperador. De hecho, Pérgamo se había convertido en el centro del culto al gobernante de Roma desde el año 29 a. C. Es de considerar pues, que, bajo semejante presión, la iglesia que se formó allí estaba sometida a una terrible y continua amenaza de muerte. Cuando el Señor habla de ella viviendo en el “trono de Satanás”, refiere a una clara simbología del dominio del emperador y la obligación de adorarle en lugar del Señor.  Señor reconoce su condición.

Elogia su valentía de tener que enfrentar el culto a la criatura en lugar del Creador. Pero en medio de ese “arduo trabajo”, ve que la iglesia ha estado transigiendo y tolerando ciertas corrientes doctrinarias que la podían llevar a una gran ruina. Si la iglesia de Esmirna había soportado la persecución de Satanás desde afuera, el caso de Pérgamo era distinto, porque Satanás estaba trabajando para destruirla con una seducción desde adentro; esto puede ser peor que una persecución física.

Consideremos este mensaje para el día de hoy. Veamos como la “seducción de la cristiandad” está vigente. Cómo la “doctrina de Balaam y la de los nicolaítas” puede invadir a la iglesia. Pero sobre todo vemos cómo el Señor sostiene a su iglesia a pesar de que ella transgrede su propia fe. ¿Cómo actúa el Señor con ella?

Hay un Señor que se identifica con ella

 Apocalipsis 2:12- Hemos dicho que la manera cómo el Señor se identifica con cada iglesia revela su estado y condición. En algunos casos, las primeras palabras tienen el propósito de traer ánimo en medio de alguna prueba. Con la iglesia de Esmirna, debido a su tribulación, se identificó como “el primero y el postrero”, y el que “murió y vivió”. Pero en otros, las palabras de identificación tienen que ver con alguna exhortación; una llamada de atención por alguna desviación o tendencia de la iglesia.

Ese es el caso con la iglesia de Pérgamo. El Señor se identifica con ella como el “que tiene la espada aguda de dos filos” v. 12. En este sentido la forma cómo el Señor se da a conocer a la iglesia tiene un doble propósito. Por un lado, estaba dando albergue a una seducción del error, infiltrada por los que enseñaban la “doctrina de Balaam” y los “nicolaítas”.

De esta manera el Señor llega con la espada de su boca para juzgar con rectitud los hechos que los hombres estaban cometiendo. Pero también la “espada aguda de dos filos” puede representar la forma cómo él puede proteger a su pueblo de la persecución, y en particular de la muerte cruenta con la que estaban cayendo muchos mártires, entre ellos un tal Antípates.

La espada en la Biblia siempre ha representado a la palabra de Dios. En la visión que Juan tiene de Jesús nota esa espada aguda que sale de su boca (Ap. 1:16) A través de esa figura pone de manifiesto, que la palabra de Dios es la que juzgará a este mundo en su estado y condición, pero que a su vez es el instrumento para corregir a su pueblo en sus errores y desvaríos (2 Timoteo 3:16-17). Uno de los textos donde podemos apreciar mejor la actuación de la palabra de Dios como espada, es Hebreos 4:12. Allí vemos su precisión en el corte y la forma cómo pone al descubierto todas las cosas.

Hay un Señor que reconoce la obra de su fe

Apocalipsis 2:13. Aunque la iglesia estaba apostada “donde está la silla de Satanás”, Jesús la alaba por dos cosas que había hecho en medio de tan hostil ambiente. Por un lado reconoce que ha mantenido en alto el nombre del Señor. Esto no era fácil si tomamos en cuenta que en Pérgamo se había constituido en el principal centro de adoración al emperador romano. En medio de semejante culto, ellos no habían apostatado del nombre del Señor. Reconoce, además, que no han negado la fe en él.

Cuando uno ve estas dos enormes cualidades en esta iglesia, y luego observa la reprimenda del Señor por tener en su seno dos grandes errores, uno se pregunta, ¿cómo pudo suceder esto? ¿Cómo pudo una iglesia ser fiel al ataque externo pero fue vulnerable a una seducción interna? Sin embargo, estas son realidades que batallan con nosotros en estos tiempos también. Ahora bien, en este reconocimiento hay una lección muy importante que aprender. Por un lado necesitamos aferrarnos a su nombre, toda vez que la salvación se encuentra sólo en ese nombre (Juan 14:6; Hechos 4:12; 1 Timoteo 2:5); y bajo ese nombre “se doblará toda rodilla” (Filipenses 2:5-11).

Pero también debemos aferrarnos a su nombre por las continuas luchas espirituales a las que les hacemos frente todos los días. El nombre de Jesús es para el creyente la fuente de su poder, gracia, perdón y victoria. Por otra parte el Señor nos hace ver acá que Satanás está cerca del pueblo de Dios.

Que está más activo que nunca y se opone a la causa de Cristo. Mucha gente no cree en el diablo y eso a él le ha caído muy bien para seguir engañando. Pero la iglesia del Señor sabe de su existencia y de su propósito.

Uno de esos hombres quien supo del ataque certero de Satanás, por no haber negado el nombre de Cristo, fue un tal Antipas. No se sabe mucho de él. Una cierta leyenda dice que fue asado vivo dentro de un toro de metal, porque no renunció al nombre de Jesús. En este reconocimiento debemos ver la importancia de ser fiel a Su nombre y no negar su fe en él. Lamentablemente los atractivos del mundo, junto con toda su seducción, están llevando a muchos creyentes a negar el nombre de Cristo, si no de palabra, sí con sus actos. En este sentido sería bueno recordar la exhortación de 2 Timoteo 2:12. Este es el único “si” negativo de este texto.

Hay un Señor que no tolera su doble vida

Apocalipsis 2:14-15. Hemos dicho que esta iglesia había sido fiel a los ataques externos. La fuerte presión a la que era sometida no la hizo sucumbir en su fidelidad, de allí que el Señor hace uno de los más grandes elogios de todas las siete iglesias. Sin embargo, aun cuando resistió los ataques de afuera, fue muy vulnerable a los ataques internos. Mientras combatía su fe en medio de un gran paganismo, estaba perdiendo la batalla adentro por la tolerancia del mal.

El Señor les dice que ellos habían retenido a dos representantes de errores que habían hecho desviar la fe del pueblo de Dios en el pasado, representados en la “doctrina de Balaam”, que simboliza el espíritu del mundo actuando en la iglesia; mientras que los “nicolaitas” representan a la carne con todos sus desvaríos. La “doctrina de Balaam recuerda al profeta, quien fue contratado por Balac para que maldijera al pueblo de Dios cuando iba camino a la tierra prometida, aparece en Números 22- 25.

Como no logró maldecir al pueblo, pues Dios puso bendición en su boca, le aconsejó perversamente a Balac a que sedujera al pueblo de Israel mediante las mujeres madianitas (Números. 31:16; 2 Pedro2:15) Esto llevó a una burda idolatría con la que estalló la ira de Dios, hasta matar más de 20 mil israelitas para corregir el pecado cometido. La identificación que Jesús hace de esta doctrina no solo recuerda la historia, sino que el énfasis recae en las palabras “enseñar”.  En la iglesia de Pérgamo, contrario al reconocimiento que Jesús hizo por ser fiel a su nombre, estaba viviendo una vida doble.

Honraban al Señor, pero también había complacencia con el mal. Se había cedido terreno al mundo y a la carne. Una transigencia con el pecado. El propósito de las doctrinas erradas es permitir que el pueblo de Dios coma cosas sacrificadas a los ídolos e incurra en la desviación carnal, ilustrado aquí el pecado de la fornicación. Es obvio que el Señor no tolera una fidelidad compartida. No se puede ser fiel al Señor y al mismo tiempo complacer los deseos de la carne. No podemos servir a dos señores. La palabra “aborrezco” aquí debemos verla en toda su importancia. Jesús no se complace cuando sus hijos hacen lo malo.

Hay un Señor que espera su arrepentimiento

Apocalipsis 2:16. Una vez más la palabra “arrepentimiento” es aplicada a la iglesia del Señor. La intención de esta es la de producir un cambio en el comportamiento. Si la iglesia de Pérgamo había sido transigente y tolerante con esas dos tendencias pecaminosas, ahora es el tiempo para sacar la cizaña que ha crecido junto con el trigo. Solo el arrepentimiento trae consigo la renovación en la consagración y en el compromiso. El Señor les concede esta oportunidad antes de venir y enfrentar a los que practican tales desviaciones. Las palabras “vendré a ti pronto, y pelearé” revelan la seriedad de su intención. Es bueno saber que el Señor concede siempre tiempo para arrepentirnos. No viene para condenarnos o destruirnos si primero no nos manda a hacer esto. El arrepentimiento es el camino de la corrección.

Esta verdad se ve más clara en el mensaje que dirige a la iglesia de Tiatira, cuando le dice: “Y le he dado tiempo para que se arrepienta…” (Apocalipsis 2:21) El Arrepentimiento trae un nuevo alumbramiento, una nueva vida. La exhortación para la iglesia Pérgamo es la misma para la iglesia de hoy. La doctrina de Balaam y la seducción de los nicolaítas es una clara referencia a la influencia del mundo y de la carne en el seno de la iglesia. No hay mucha efectividad en un cristiano carnal.

No hay mucho impacto en la iglesia que ama al mundo y las cosas que están en el mundo (1Juan 2:15-17) La transigencia tiene el alto costo de la influencia y la eficacia en el avance del reino. Arrepintámonos para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Desechemos la “doctrina de Balaam” y la “doctrina de los nicolaítas”, cuya intención es pervertir el poder de la iglesia para mantenerse fiel a su nombre. Rechacemos todo lo que nos es del Señor en nuestras vidas.

Hay un Señor que premia a los que son fieles

Apocalipsis 2:17. Jesús tiene bendiciones para los vencedores. La consigna del Señor para con su iglesia que es que llega a la meta pero de una manera triunfal. Un vencedor es aquel que cree que Jesús es el Cristo (1Juan.5:4-5). Quien esto hace, según lo que hemos dicho, puede vencer en la lucha contra Satán, y sobre todo en las distintas áreas de nuestra vida (Gálatas 5:19-20; 1 Juan.2:15-17). ¿Qué le ofrece Cristo a los vencedores? ¿Qué le espera los que triunfen sobre Satanás y el mundo?  

Comer del Maná Escondido. Israel fue alimentado por cuarenta años con el maná en el desierto (Exodo 16). En un desierto no hay condiciones para ningún tipo de siembra. Este alimento era esparcido alrededor del campamento de modo que todos los días el pueblo salía a recogerlo. De allí la expresión del poeta cuando dijo que Dios “puso mesa en el desierto”. Israel lo vio y lo comió. Pero eso era la sombra del Maná que después vendría. El “maná escondido” representa a nuestro Señor Jesucristo que se encarnó para dar vida a nuestras almas. Para darnos la provisión diaria mientras caminamos por el desierto de este mundo. Él es el pan del cielo (Juan 6). De él obtenemos la vida eterna y las fuerzas para la batalla ¿por qué no alimentarnos de él todos los días?

La Piedrecita Blanca

Una de las maneras cómo los jueces resolvían ciertos conflictos en la antigüedad era dando a los culpables una piedra negra y a los inocentes una blanca, quienes luego de esto eran puestos en libertad. Otros uso de esa piedrecita blanca era cuando alguien se hacía ciudadano de alguna provincia. Una a señal de su nueva condición era recibir de las autoridades esa piedra blanca. Es bueno recordar que ahora en Cristo somos puestos libres, y perdonados, y que un día tendremos también acceso a la ciudad celestial, pues somos ciudadanos de allá (Filipenses.3:20-21) E

n esa piedrecita estará escrito nuestro nombre que nadie más sino nosotros conocemos. Sobre el nuevo nombre, Wesley comentó: «Jacob, después de su victoria, ganó el nuevo nombre de Israel. ¿Quieres tú saber cual será tu nuevo nombre? Es muy fácil: Vence. Mientras no hayas vencido, serán vanas todas tus averiguaciones. Entonces lo leerás en la piedra blanca.» Recordemos que la consigna es vencer. No hay premio si no se vence.

Cuando una iglesia trasgrede su fe

«El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. ¿Qué le dijo el Espíritu a la iglesia de Pérgamo? “Tengo unas pocas cosas contra ti”. Entre esas “cosas” estaba el consentimiento que tenían con un grupo de maestros que estaban enseñando la “doctrina de Baalam y de los nicolaitas”. La advertencia para ellos era que vendría pronto y pelearía contra ellos sino se arrepentían. ¿Qué le dice el Espíritu a la iglesia de hoy? ¡Cuidado con la seducción que ofrece el mundo a través del deseo de “los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vana gloria de la vida”, tales cosas no provienen del Padre sino del mundo (1 Juan. 2:16)! Recordemos que no podemos ser fieles al Señor y al mismo tiempo transigir con lo que él aborrece.

Estudios de esta serie: Las iglesias del apocalipsis

1. Que no se apague el amor (Efeso)
2. Los santos que padecen sufrimiento (Esmirna)
3. La batalla por la pureza (Tiatira)
4. En cuidados intensivos (Sardis)
5. Cuando una iglesia trasgrede su fe (Pérgamo)
6. La puerta que nadie puede abrir (Filadelfia)
7. La tibieza del alma (Laodicea)

Serie anterior

En el año 2005 el pastor Julio Ruiz escribió una serie sobre las siete iglesias del apocalipsis cuyos mensajes son distintos. A continuación presentamos la serie de ese entonces:

Iglesia de Efeso: Fisuras en la costura
Esmirna: Los Santos que sufren
Pérgamo: Iglesia fiel y al mismo tiempo transigente
Tiatira: Aferraos a lo que tenéis
Sardis: Sé Vigilante
Filadelfia: Una puerta abierta
Laodicea: Sé pues celoso

Julio Ruiz

Venezolano. Licenciado en Teología. Fue tres veces presidente de la Convención Bautista en Venezuela y fue profesor del Seminario Teológico Bautista de Venezuela. Ha pastoreado diversas iglesias en Venezuela, Canadá y Estados Unidos. Actualmente pastorea la Iglesia Ambiente de Gracia en Fairfax, Virginia.
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1 Comment
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América
América
2 años de haberse escrito

Poderosa enseñanza muchas gracias por darnos esta serie las he leído todas también las anteriores son de muchísima bendición ara mi vida y las comparto Dios le bendiga hno Julio Ruiz

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