Abedini le comunicó a su familia que los síntomas producto de las constantes palizas que le han propinado en la prisión van disminuyéndose. Sin embargo sigue teniendo un fuerte dolor de abdomen y que a pesar de haber solicitado atención médica, se le sigue negando el tratamiento médico.
Además ha indicado que tras la elección del nuevo presidente en Irán, las autoridades en la prisión le han amenazado con trasladarlo a una cárcel en una región remota al sur de Irán para hacer más difícil las visitas de sus familias y separarlo de las pocas amistades que ha desarrollado con otros presos también encarcelados por cargos de conciencia.
Estas amenazas evidencian la tortura psicológica que sufre unida a la tortura física producto de esta persecución religiosa, pero a pesar de la mejoras en su estado de salud y el buen estado de humor que tiene Abedini puede ser un indicio que las oraciones de muchos cristianos alrededor del mundo están siendo escuchadas.