Del escritorio de Julio Ruíz

Buscando una bendición mayor

Una mayor bendición

Una bendición mayor es lo que seguramente como cristiano estás buscando. Este estudio revisa la vida del profeta Eliseo que pidió a Dios y se esforzó en seguir al profeta Elias buscando el doble espiritu del profeta. 

(2 Reyes 2:1-14)

No hay una historia en la Biblia a quien se le haya dicho que no siguiere adelante como la que tuvo que ver con Eliseo. Pero en este creyente vemos la voluntad inquebrantable de buscar una bendición mayor. Es un vivo ejemplo de lo que significa tener una “santa disconformidad” con lo que hasta ahora ha sido y con lo que desea ser.

Eliseo deseó intensamente ser como Elías. Lo que aquel viejo profeta había hecho, y la forma cómo fue usado, despertó en el joven Eliseo una disposición de transformar su vida y llegar a ser, si bien no igual que Elías porque el fue llamado por Dios con esas cualidades, si ser un profeta diferente en medio de los tantos que ya existían. ¿Qué hizo este creyente para no seguir siendo el mismo? Del pasaje de 1 Reyes 19:19-21 inferimos tres cosas importantes.

Por un lado, Eliseo cerró el negocio que tenía con el mundo al sacrificar sus instrumentos de trabajo. Por lado, compartió lo que tenía con todos. Y finalmente se dispuso para el servicio, siguiendo al profeta. Una mirada a esta historia nos conecta con el llamado que Jesús hiciera a sus discípulos al momento de escogerlos para estar con él.

Nos ayudará mucho estudiar a Eliseo como un creyente que no estuvo conforme con su vida espiritual y decidió ir en búsqueda de la bendición mayor. Note que, si bien es cierto que Eliseo era una bendición para los suyos, después de seguir al profeta duplicó esa bendición.

De eso se trata este mensaje. Que tengamos nosotros también esa pasión. Qué hizo Eliseo para lograr aquella bendición, lo veremos. Qué debemos hacer nosotros también. De eso hablamos hoy.

Se origina con un espíritu determinado

Vive tu alma, que no te dejaré…

2 Reyes 2:4. Dios pudo haber tomado a Elías en Gilgal. Aquel era el lugar ideal, pues fue allí donde Israel se preparó para la conquista de Canaán. Sin embargo, Dios quiso someter a Eliseo a una prueba de resistencia. ¿Se iba a afligir cuando Elías le dijera que ya no lo siguiere más, que era hora de dejarlo solo?

La petición que Eliseo oyó era dura y tenía el propósito de desanimarlo. Pero la expresión “¡vive Jehová!” dicha tres veces, denota una determinación inquebrantable de seguir hasta obtener la bendición mayor. La expresión “no te dejaré” nos recuerda cuando Jacob tuvo el encuentro con el ángel, quien luchando con él le dijo: “No te dejaré sino no bendices”. Lo mismo dijo Rut cuando su suegra le pidió que se fuera.

Fue la determinación y la prueba de resistencia lo que logró en estas personas una gran bendición. Eliseo llegó a ser el sucesor de Elías. Jacob se convirtió en Israel y Rut fue parte de la genealogía de nuestro Señor Jesucristo por su incorporación como una mujer extranjera. Cuando se tiene la vista en el galardón mayor, se pasa esta prueba de la resistencia. No hay que aflojar en esta prueba. El desánimo es una de las armas del enemigo. No cedamos ante él.

La prueba del carácter

2 Reyes 2:3, 5. Algunos creen que la razón por la que Elías se dirigió a todos estos lugares antes de ser tomado para irse al cielo fue porque allí había una escuela de profetas. A los profetas se les había revelado que Elías iba a ser traspuesto de modo que el ir de un sitio a otro fue para probar el carácter de Eliseo, oyendo de parte de ellos lo mismo: “¿Sabes que hoy Jehová arrebatará a tu Señor por encima de tu cabeza?” vv. 3, 5.

Usted puede notar que en todas las respuestas que Eliseo dio mandó a callar a los profetas. Los profetas acá eran agentes de prueba. Aquí hay algo interesante. Una de las pruebas que le ha dado mejor resultado al enemigo es hacernos sentir impotentes ante voces pesimistas. A lo mejor cuando usted se propone buscar esa bendición mayor, escuchará una y otra vez la voz interna que le susurra, diciéndole: “¡No lo lograrás!”.

Lo último que quisiéramos oír en nuestro decidido camino hacia esas metas, es que nos van a arrebatar esa bendición. Usted tiene que prepararse porque cuando diga “no te dejaré”, es cuando va a tener la prueba mayor para ver hasta dónde le acompañará su carácter. Eliseo nos muestra qué hacer cuando el carácter es probado.

La prueba de la separación

2 Reyes 2:11. La separación de algo muy querido puede ser la prueba mayor. El vacío de una separación no es tan fácil de ser llenado. Tenemos que pensar que Eliseo se enfrentó a esta difícil prueba. El Señor se lo había dicho, se lo dijeron los otros profetas y el mismo Elías se lo dijo tres veces.

Sin embargo, este dolor no lo apartó de su objetivo. Eliseo no se puso a llorar al momento de saber la noticia. En su corazón había una resolución por adquirir lo mejor en ese momento. ¿Qué nos indica esto? El separarnos de lo que más queremos no siempre es una pérdida.

Por el contrario, el dejar aquello que tanto amamos pudiera ser la oportunidad que Dios nos concede para darnos una bendición más grande. Al principio sentiremos el efecto de la “pérdida”, pero luego veremos cómo Dios abre las ventanas de los cielos para bendecirnos. Al separarnos de lo que amamos, viene una bendición mayor.

Dejando el lugar de comodidad

La importancia de la insistencia

2 Reyes 2:6. Elías le dijo a Eliseo que se quedara allí, pero él no estaba satisfecho con lo que tenía. Él buscaba una bendición mayor. Y es que Dios permite que salgamos del lugar donde estamos cómodos, donde no hay que hacer muchos esfuerzos, donde no se nos exige nada para que descubramos dónde está el depósito de sus bendiciones.

Todos tenemos en la vida un seguro “Gilgal”. Allí parece mejor para quedarnos con el “profeta”. En ese lugar hay muchas cosas que nos da gusto tenerlas. Pero al caminar con el “profeta” descubrimos que lo mejor está por delante. La lucha más grande que enfrentamos es con una vida conformista. Así que si de repente se encuentra caminando a través de una crisis no se sorprenda porque el Señor le ha invitado a caminar hasta la orilla para que cruce el “rio” y una vez estando allí descubra lo que Dios le tiene preparado. La mujer Sirofenicia se encontró con Jesucristo (Mr. 7:26-29).

Su hija estaba atormentada por un demonio; ella sabía que nadie más podía sanarla sino el Maestro de Galilea. Así que permaneció al lado del Señor. Oyó con tristeza las palabras “no está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos”. Sin embargo, escuche una respuesta que ni el mismo Maestro se la esperaba: “Sí, Señor; pero aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de su amo”. El poder de la insistencia es lo que al final nos lleva a mover el corazón compasivo de Dios. “No tenéis porque no pedís”, dijo Santiago.

Acompañando al profeta hasta el final

2 Reyes 2:8. El texto dice que Elías y Eliseo fueron juntos a Bethel, fueron juntos a Jericó y juntos llegaron al Jordán. La única manera cómo logramos las bendiciones es caminando con nuestro “Elías”, a quien ahora llamamos Cristo. Elías tuvo tres sitios para ser levantado antes que llegara al Jordán. Sin embargo, había una intención bien planificada para que Eliseo pasara por todos lugares hasta alcanzar la otra orilla.

Y ¿qué importancia tiene para el creyente pasar de un sitio a otro, de una experiencia a otra? ¿Qué le está mostrando el Señor al llevarlo en diferentes direcciones? Que descubra que es caminando con el Señor cuando logrará la bendición mayor.

Si el Señor le lleva a algún “Bethel” sepa que allí él tiene la “casa de pan”. En todo caso, él mismo es el “Pan de Vida”. Y si le lleva a un “Jericó”, allí quebrantará los muros. Y si le lleva al Jordán sepa que Dios abrirá caminos donde no los hay. No importa a donde caminando. Si vamos en compañía del Señor veremos la victoria.

Cruzando el Jordán

2 Reyes 2:8b. ¿Por qué Elías quiso llegar hasta el Jordán para ser traspuesto? El Jordán estaba lleno de una rica historia. Es la única extensión grande de toda Palestina. Cuando el arca del pacto se poseyó sobre él cargada por los sacerdotes, sus aguas se detuvieron e Israel pasó en seco para tomar la tierra prometida.

Elías antes de ser arrebatado lo abrió también con su manto. Todo esto comprueba que el poder de Dios es lo único que puede abrir camino donde todo parece estar cerrado. Y que una vez que abra el “Jordán” de nuestros impedimentos, tenemos el camino abierto a las bendiciones que nos aguardan.

No se quede en el “Gilgal”; la meta debe ser cruzar el “Jordán”. El creyente no debe quedarse toda la vida en el miso sitio. Debe tomar el riesgo de atravesar lo que le parece imposible. No seamos como el mar muerto que vive repleto de las aguas vivas que se vierten de los afluentes. Dejemos que las aguas acumulados fluyan en bendición. Tomemos el riesgo de ir más allá de donde estamos. Caminemos hacia una bendición más grande. Crucemos el “Jordán” con nuestro “Elías”.

Haciendo la petición más osada

“Te pido que sea yo el heredero de tu espíritu por partida doble”(NVI)

Hay que buscar el espíritu de Elías

2 Reyes 2:9. La verdad de nuestras oraciones es que se reducen siempre a lo mismo. Muchas de ellas no tienen la osadía de pedir al Señor cosas extraordinarias. No siempre aceptamos la propuesta de Jesús cuando dijo: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre”. Eliseo sabía lo que quería.

Era un hombre de visión grande. No iba a llegar a ese momento para conformarse con lo que siempre tuvo. No se nos dice mucho de Eliseo antes de la despedida de Elías, pero a partir de allí toda su vida fue un milagro. Sus actos portentosos revelaban que en él reposaba una bendición mayor.

Llegó el momento cuando anhelaba escuchar de su padre Elías las palabras “pídeme lo que quieras que haga por ti”. Jesús nos dice lo mismo. Es como si le hubiera entregado un cheque en blanco para poner allí su más grande petición. Eliseo sabía quién era su maestro. Sabía de su espíritu impetuoso, enérgico, valiente, osado, humilde, decidido y lleno de la gracia de Dios.

Eliseo quiso ser heredero de aquel carácter. Aquí hay algo que debe decirse. Las cosas grandes que le debemos pedir al Señor no deben ser para gastar en nuestros deleites. Antes que usted le pida un carro lujoso al Señor, pídale un gran carácter. Salomón le pidió al Señor sabiduría, lo que más se necesita para vivir, y el Señor lo colmó de bienes materiales. ¿Cuál ha sido la más grande petición hecha al Señor?

Hay que esperar por el manto de Elías

2 Reyes 2:12. Mientras Eliseo va acercándose al momento de la separación estaría pensando con qué otra cosa debería quedarse de aquel a quien llamaría “padre mío”. Él vio como Elías con su manto doblado golpeó las impetuosas aguas del Jordán y estas se abrieron.

Aquel manto sería como una vieja Biblia de su biblioteca, que por tanto uso en la exposición desde el púlpito ya estaba maltratado, pero manteniendo la palabra fresca por contener el mensaje del cielo. El manto de Elías representa la autoridad de la palabra. Ese poder no ha sido desarrollado del todo en nosotros.

La Biblia contiene promesas que permanecen intactas porque no las hemos pedido. Hay un tesoro escondido en la Biblia al que no hemos tocado. La palabra de Dios espera ser usada para tocar las aguas de algún “Jordán” que nos imposibilita caminar en seco. Una doble porción nos aguarda. No nos conformemos con menos.

Hay que preguntar por el Dios de Elías

2 Reyes 2:14. Después que Elías fue traspuesto al cielo, Eliseo quiso asegurarse que contaría con el Dios que sostuvo a su maestro, de allí su pregunta: “¿Dónde está el Dios de Elías?”. Pero ¿quién era el Dios de Elías? El Dios de Elías es quien detiene la lluvia. Es el Dios provee de aceite y harina en la casa de la viuda.

Es el Dios que resucita al hijo de la misma viuda pobre. Pero también es el único Dios que respondió el día cuando los profetas de baal clamaron a su dios todo el día sin respuesta alguna. Y es el Dios que tiene poder sobre la muerte, pues Elías, su profeta amado, se lo llevó al cielo vivo en una especie de “arrebatamiento” anticipado. +

Eliseo no quería saber de otro Dios que no fuera el “Dios de Elías”. ¿No es esto maravilloso? ¿Cómo es el Dios en el que usted cree? Si usted cree en el Dios de Elías debe saber que él es un Dios extraordinario. Nadie lo ha superado en lo que hace.

Buscando una bendición mayor

¿Sabía usted que los milagros de Eliseo superaron en número a los que realizó Elías? Cuando el creyente tiene una pasión por una bendición mayor y la alcanza, debe prepararse porque Dios lo usará más allá de lo que hasta ahora ha hecho. La bendición que buscamos no es para gastar en nuestros deleites. El nombre Eliseo significa “Jehová es mi salvación”. Y así fue la vida del profeta.

Todo un milagro de salvación para otros, tanto que aun en su muerte siguió salvando vidas. En una ocasión unos israelitas iban a enterrar a un muerto, pero al ver una banda de guerrilleros moabitas lo lanzaron sobre una tumba, y esta era la del profeta Eliseo. Cuando el cadáver hizo contacto con los huesos de Eliseo, este hombre resucitó 2 Reyes 13:20- 21. Cuando insistimos en buscar la bendición mayor toda nuestra vida debe ser un milagro. ¿Es así su vida?

Julio Ruiz

Venezolano. Licenciado en Teología. Fue tres veces presidente de la Convención Bautista en Venezuela y fue profesor del Seminario Teológico Bautista de Venezuela. Ha pastoreado diversas iglesias en Venezuela, Canadá y Estados Unidos. Actualmente pastorea la Iglesia Ambiente de Gracia en Fairfax, Virginia.
Suscríbete
Notificado
guest

1 Comment
más antiguos
más nuevos más votados
Feeback en línea
Ver todos los comentarios
Carmen
Carmen
3 años de haberse escrito

Megustan sus mensajes, son edificantes

Botón volver arriba
1
0
Nos gustaría conocer tu opinión sobre este artículox

Bloqueador de anuncios detectado

Los gastos ocasionados para mantener entreCristianos en forma gratuita dependen en gran parte de la publicidad que ofrecemos. Para poder leer nuestro contenido te pedimos que por favor desactives el bloqueador de anuncios para nuestra página